Militares procesados por la muerte de Víctor Jara
Santiago solicitará a Washington la extradición de un autor material
Tras el procesamiento y encarcelamiento de militares chilenos acusados de participar en la muerte del cantautor Víctor Jara en setiembre de 1973, la causa alcanzará dimensión internacional ya que Santiago solicitará a EEUU la extradición de Pedro Barrientos, residente en Florida y considerado autor material. Jara, un símbolo del cambio político impulsado por Salvador Allende, murió tras ser torturado en el Estadio Nacional, convertido en macroprisión provisional.
Martxelo DÍAZ | DONOSTIA
La causa abierta por la muerte del cantautor chileno Víctor Jara tras el golpe militar contra el Gobierno de Salvador Allende en 1973 llegará hasta EEUU, ya que Santiago ha mostrado su disposición a solicitar a Wa-shington la extradición del teniente retirado Pedro Barrientos Núñez, que actualmente reside en Florida .
Barrientos ha sido procesado por el juez especial Miguel Vásquez, que le considera autor material de la muerte de Jara en el Estado Nacional de Chile -actualmente rebautizado con el nombre del cantautor y que albergó a 5.000 prisioneros en 1973-, junto al excoronel Hugo Sánchez Mormonti, encarcelado en un batallón de la Policía Militar.
Además de Sánchez Marmonti, el juez Vásquez ha ordenado el encarcelamiento de los también exmilitares Jorge Smith Gumucio, Edwin Dimter Bianchi y Nelson Hasse Mazzei, todos ellos considerados cómplices en la muerte de Jara.
Están procesados, pero no encarcelados, Raúl Jofré González, Luis Bethke Wulf y Roberto Souper Onfray, también considerados cómplices. Souper lideró el llamado Tanquetazo, un intento previo de golpe de estado registrado junio de 1973. Sus participantes fueron encarcelados por el Gobierno de Allende y tras el levantamiento de Pinochet tomaron parte activa en la represión con una marcada sed de venganza.
Según señala la resolución judicial, Víctor Jara fue detenido el 12 de setiembre de 1973 -al día siguiente del golpe contra Salvador Allende liderado por Augusto Pinochet- junto a centenares de alumnos, empleados y docentes de la Universidad Técnica del Estado (UTE) que fueron llevados al Estadio Nacional, donde el cantautor fue reconocido por los militares, que lo separaron de los demás presos y lo torturaron durante varios días.
El juez Vásquez, para tomar su decisión, se ha basado en varios informes, en uno de los cuales participó el acreditado forense vasco Paco Etxeberria, que confirman que Jara recibió un total de 42 disparos en cabeza, tronco y extremidades, aunque el que le causó la muerte fue el que recibió en la cabeza. El resto, practicados posteriormente, tendrían como objetivo simular un enfrentamiento con los militares y tratar de ocultar cómo se produjo la muerte. Se trata de un procedimiento empleado frecuentemente por los militares golpistas chilenos.
La muerte de Jara se registró en un vestuario del Estadio Nacional de Chile, de pequeñas dimensiones y reservado a las mujeres árbitro. Durante su estancia en el centro de detención, escribió su último poema.
Posteriormente, el cuerpo de Jara fue arrojado a la calle y trasladado al Instituto de Medicina Legal, donde un trabajador reconoció al cantautor y se lo comunicó a su mujer, Joan, que logró enterrar el cadáver a escondidas.
Tras conocer el encarcelamiento de los militares acusados de la muerte del cantautor, Joan Jara destacó que «si el esclarecimiento del crimen sirve como punta de lanza, iremos adelante con la esperanza de tener justicia para todos».
Por ello, la familia de Víctor Jara pidió a las autoridades estadounidenses que autoricen la extradición de Barrientos.
«Quiero dar un agradecimiento a toda la gente que nos ha acompañado durante estos largos años, no solo aquí en Chile, sino también afuera», subrayó Joan Jara, que añadió que «tenemos que seguir trabajando, lo vamos a hacer».
«Este lugar, el estadio, para nosotros tiene fantasmas. Obviamente, creo que están con nosotros y, por ellos, vamos a seguir», añadió la viuda de Víctor Jara.
El abogado de la familia del cantautor, Nelson Caucoto, subrayó la importancia de que 39 años después de los hechos se vaya a enjuiciar en Chile a sus presuntos responsables.
En declaraciones a CNN Chile, Caucoto denunció la actitud del Ejército durante todo este periodo, ya que se negó sistemáticamente a facilitar información transcendente para el esclarecimiento de los hechos, como quiénes formaban la cadena de mando del presidio instalado en el Estadio Nacional, a pesar de los requerimientos judiciales y del propio Gobierno. «Omitieron la entrega de información que poseen. Hasta el día de hoy no se sabe quién era el jefe del Estadio de Chile», destacó.
Junto a ello, Caucoto subrayó la importancia de la medida adoptada por los tribunales chilenos, ya que Víctor Jara es «un símbolo, un icono, la expresión del proceso de cambio que impulsó el presidente Salvador Allende, un referente cultural».
En este sentido, recordó que los golpistas chilenos manifestaron en varias ocasiones que les hacían más daño las canciones de Víctor Jara que cien metralletas.
Preguntado por la responsabilidad del líder del golpe militar en la sangrienta represión, Caucote destacó que «con un solo gesto de Augusto Pinochet habría evitado muertes y desapariciones».
La cifra de desaparecidos o muertos por los militares al mando de Pinochet está estimada en unas 3.000 personas.
Caucoto lamentó que no se haya podido juzgar a las altas jerarquías del régimen pinochetista porque han fallecido, pero consideró positiva la labor de la Justicia chilena desde 2000, que ha instruido 750 causas por ataques a los derechos humanos.