La delegación del grupo rebelde congoleño M23 llegó ayer a Kampala, donde los representantes del Gobierno de la República Democrática del Congo (RDC) dirigidos pro su ministro de Asuntos Exteriores, Raymond Tshibanda, se encontraban ya para retomar las negociaciones suspendidas hace dos semanas.

«Esperamos poder pasar a cosas serias mañana (por hoy)», afirmó Paddy Ankunda, portavoz del Gobierno ugandés, que media en el encuentro en nombre de varios países de la región de los Grandes Lagos.

Pero el encuentro comenzó con declaraciones belicistas por ambas partes. El presidente de la RDC, Jospeh Kabila, anunció que su prioridad es «la defensa y nada más que la defensa» mientras el líder político del M23, Jean Marie Runiga, exigió negociaciones directas con el gobierno y reclamó un alto el fuego, a lo que Kinshasha se niega. «El lenguaje que entiende Kabila son las armas, si es la vía que quiere emprender, está vez iremos muy lejos», advirtió Runiga.

Tras los primeros contactos, aún no se han abordado los problemas de fondo. El movimiento rebelde reclama discusiones políticas generales -que incluyen cuestiones de gobernanza, bienestar social, derechos humanos o la legitimidad del presidente Kabila- mientras el Gobierno quiere limitarlas a la aplicación del acuerdo del 23 de marzo de 2009 con el que el M23 puso fin a la lucha armada. El movimiento rebelde se integró entonces en el ejército pero ha retomado los combates acusando al Gobierno de no respetar el acuerdo. Desde el comienzo del conflicto en mayo de 2012, el M23 conquistó una parte de Kivu Norte, región minera y agrícola al este de la RDC. El 20 de noviembre tomó la capital, Goma, pese a la presencia de tropas de la ONU, pero se retiró bajo la presión de los países de la región. No obstante, mantiene sus posiciones a escasos kilómetros.