No es precisa la información que se remite desde la Fundación Kursaal, ya que Jethro Tull no gira solo para presentar el clásico del 72 «Thick as a brick» (TABB), uno de los discos más populares de la historia del rock, cuando esta valía lo que pesaba, no el tiempo efímero y volátil que la rodea desde hace más de una década.

Con el cuarenta aniversario de su edición (3 de marzo de 1972) su discográfica reeditó el disco con los habituales extras. Con todo, el inquieto Anderson no quiso que la historia quedase ahí y que la gira de presentación se centrase en una revisión del disco, por lo que le dio unas cuantas vueltas al asunto y creó «Thick as a brick 2», que aparecía en el mes de abril del año pasado, aunque no tanto como Jethro Tull, sino como Jethro Tull' Ian Anderson. Y este es el principal motivo de la actual gira. Lo que sí parece probable es que Anderson continúe con el esquema del año pasado y que toque los dos discos.

«TAAB 1»

La primera versión de «Thick as a brick» muchos lectores recordarán que se publicaba después de «Aqualung», otro de los discos claves de la historia de la banda. Así que el flautista de origen escocés era capaz de escribir dos de los discos más emblemáticos de la historia en tan solo un preciso año. Dos elocuentes picos en su discografía que nunca fueron superados a pesar de su longeva carrera. «A passion play», que seguía el formato de álbum conceptual, no consiguió el propósito de desbancar a «Thick as a brick».

El álbum se caracteriza por incluir una única canción tan sólo dividida por las necesidades de la época: una cara «A» y una «B». La letra se basa en un poema escrito por un ficticio niño precoz llamado Gerald Bostock, alias Little Milton. La portada también resultó singular, ya que parte externa e interna imitaban a un diario de un pequeño pueblo, el St. Cleve Chronicle & Linwell Advertiser, en el cual se incluye la letra de la canción y diversas noticias y pasatiempos típicos de un diario de la época. El álbum, tal y como ya ocurriera con «Aqualung», contó en España con las huellas de la censura del régimen franquista.

«TAAB 2»

En la nueva prolongación de «TAAB 1» (donde regresa el periódico a la portada con nuevas noticias), Ian Anderson comienza el disco como si fuera la mimética prolongación musical de su antecesor, para girar al poco tiempo hacia la nueva concepción musical del reto.

Se mantiene el espíritu del sonido: esa mezcla entre sinfónico, folk y progresivo, no hay aventuras ni puestas al día. La esencia sigue siendo la flauta y la guitarra, aguja e hilo que zurzen cada pasaje, más la inconfundible voz de Anderson, que cuarenta años después aún conserva ese preciado tono metálico. La mayor diferencia de sonoridad está representada por la inclusión de las teclas de John O'Hara y sus gratificantes aportaciones de acordeón. La guitarra pertenece a un joven y virtuoso músico llamado Florian Opahle, que mantiene efectivos vínculos sonoros (matiz, forma, timbre...) con la obra creada cuando él aún no había nacido y Martin Barre ocupaba su lugar

El momento más sugerente del álbum nuevamente llega en el corte más largo, los ocho minutos de «A change of horses», donde flauta, guitarra y acordeón crean uno de los momentos más bellos. «TAAB 2» no posee la singularidad de su pieza inspiradora, pero es una digna continuadora tanto del espíritu como del sonido de la obra del 72.

A Ian Anderson le han caído 40 años, pero al joven Gerald Bostock, de 8 supuestos años cuando escribió el poema de la primera versión, le ha sucedido lo mismo, por lo que ahora las preguntas son otras, más adultas. Las reflexiones giran en torno a los diferentes caminos que el ser humano puede tomar a lo largo de su vida y lo que te da y te quita cada opción.

El juego es conocido y se ha tratado en numerosas ocasiones, pero este es el planteamiento de Anderson, por lo que según las diferentes encrucijadas y su resolución Gerald Bostock lo mismo será un ingeniero que un militar, un religioso que un indigente.