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El «affaire Virgin» no asusta a las tiendas de Ipar Euskal Herria

El colapso de la cadena francesa de productos culturales Virgin en el Estado francés, y la cascada de despidos previstos en las 25 tiendas del grupo en el Hexágono, hacen que el sector del libro y el disco le vea todavía más las orejas al lobo de la crisis, y más en el caso de los pequeños negocios. En Ipar Euskal Herria, donde la Virgin tiene una tienda en Baiona, las pequeñas tiendas no lo tienen tan claro y creen que podrán sobrevivir.

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Pierre MAILHARIN | BAIONA

Aunque el director de la Fnac de Baiona, Éric Demichel, rehusó responder a las preguntas de «Le Journal du Pays Basque», se sabe que esta megaempresa de distribución de bienes culturales prepara un plan de despidos para sus tiendas regionales. Se prevé que se suprimirán del orden de 170 empleos.

En Ipar Euskal Herria, después de los «grandes», Elkar es uno de los negocios de tamaño intermedio. Su director, Peio d'Uhalt, reconoce que existen «dificultades»: «Desde 2000, hemos ido teniendo un aumento de cifras de año en año. En 2009, el consumo comenzó a disminuir». En su opinión, este morosidad, como la desaparición de Virgin, se debe a dos factores claros: «La cultura se enfrenta a una doble crisis, económica y de cambio de paradigma; la gente consume cada vez más en internet y menos en lugares físicos».

El fenómeno afectaría de igual forma a los compradores de literatura en francés o en euskara, donde Elkar ofrece numerosos productos. Pero resulta aún más preocupante que el líder en internet, Amazon, «no pague impuestos ni en Francia ni en ningún otro sitio». Mientras algunos optan por diversificar su actividad, Elkar «aún con menos medios», reforzará su presencia en la red para mantener su contacto con los clientes. «En los próximos meses vamos a crear elkar.fr», anuncia d'Uhalt.

Para Gérard Félicès, responsable de la Librairie de la Rue en Pente en Baiona, la desaparición de Virgin supone el fin «del modelo de grandes superficios, en el que el único objetivo es la rentabilidad inmediata» en detrimento de la cercanía. Una brecha que explicaría la competencia entre estos «monstruos» en internet.

Por el contrario, «el pequeño comercio puede que resista mejor a la crisis», gracias precisamente a que tiene ese plus de cercanía al cliente. «El libro es un objeto muy particular. Hace falta impregnarse de él. Nosotros leemos mucho, nos encanta. Hacemos pequeños encuentros literarios y hablamos mucho con la gente, lo que hace que se fidelice», explica.

Relanzado hace un año por dos antiguas empleadas, el Bookstore de Biarritz se encuentra en la misma situación. «Después de un año, podemos decir que está resultando un éxito. La venta de libros no da para mucho, pero siempre habrá un espacio para una librería independiente en el centro de la ciudad», afirma Inès Lavigne. Las dos mujeres cultivan «el ambiente del lugar», emblemático en Biarritz desde hace cuarente años, organizando numerosas actividades literarias.

INTERNET GANA

La cadena Virgin francesa no ha podido competir con internet. La Fnac prepara también un plan despidos, que afectarían a 170 trabajadores.

El tiempo de las grandes tiendas se ha acabado

La cadena francesa de tiendas de productos culturales Virgin, con 25 establecimientos en todo el Estado francés, iba a oficializar ayer lo que desde hace dos días está resultado una auténtica bomba mediática y económica: se declara en suspensión de pagos. Controlada por el fondo Butler Capital Partner, tiene alrededor de mil trabajadores en plantilla y acumula 22 millones de euros de deudas, no puede pagar a sus acreedores y lleva retraso en el pago de ciertas cotizaciones sociales, así como en el abono de facturas a sus proveedores. De hecho, ayer se habló de que tendría dificultades para asumir un plan social.

La suspensión de pagos puede ser un primer paso antes de quedar bajo administración judicial o derivar en una liquidación. El fondo francés Butler Capital Partners compró el 80% de la empresa en 2007 a la empresa francesa de medios Lagardere, que a su vez le había comprado la rama Virgin France al británico grupo Virgin en 2001.

«Virgin ha quebrado por las descargas digitales», en palabras de Sylvain Alias, representante del sindicato SUD. «Pero en realidad se trata de un verdadero abandono de gestión que debe ser sancionado por los tribunales porque hay que saber que Virgin, desde hace meses, no pagaba los alquileres».

El ejemplo de la crisis en el sector de las ventas físicas de música, películas y libros se demuestra en la facturación de estos grandes almacenes, que ha pasado de los 400 millones de euros a los 286 en tres años. Virgin y sus megastores se convierten así en una nueva víctima de los cambios en la forma de consumir cultura, sobre todo la música. La eclosión de la distribución por internet de los contenidos ha hecho estragos en un sector que antes triunfaba con sus enormes tiendas que ocupaban grandes edificios y agrupaban multitud de ofertas de todo tipo de géneros. GARA

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