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«La reconciliación palestina pasa por crear un parlamento de unidad»

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Mkhaimar Abusada
Profesor de Ciencias Políticas en Gaza

Mkhaimar Abusada es profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Al Azhar en Gaza y, aunque observa los avances hacia la reconciliación entre las facciones palestinas, subraya que aún son necesarios muchos pasos para superar las diferencias.

Meritxell VERDAGUER

Gaza se tiñó amarillo en el 48 aniversario de la formación Fatah, protagonista, con Hamas, de la división política y administrativa palestina. La última fiesta anual de Fatah en la Franja de Gaza se celebró en 2007, en medio de duros enfrentamientos entre las dos organizaciones. La unidad palestina está estos días, en la Franja, en boca de todo el mundo, pero según Mkhaimar Abusada, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Al-Azhar, en Gaza, el festejo de Fatah no es ni el primer paso hacia la reconciliación.

A principios de diciembre Hamas celebró su 25 aniversario en Nablus (Cisjordania), Fatah lo celebra ahora en Gaza, rompiendo así cinco años de prohibiciones mutuas. ¿Es esto el inicio de una reconciliación real?

Durante las últimas semanas se han producido hechos positivos, como la permisividad para la celebración de los aniversarios, la liberación de algunos presos o el llamamiento a la unidad palestina en los discursos públicos pero eso no es el fin de la aversión. El primer paso para la reconciliación es la formación de un parlamento nacional de unidad.

¿Cómo se puede llegar a este primer estadio?

Para que este momento llegue hacen falta tres cambios. El primero es la voluntad política por parte de Fatah y Hamas; el segundo es que Egipto, que ha sido el mediador del conflicto interpalestino hasta el momento, empuje a los partidos hacia la reconciliación. Y por último, acabar con la presión que los Estados Unidos e Israel ejercen sobre el Presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en Cisjordania, Mahmud Abbas, para que exija a Hamas, que abandone el contrabando de armas en la Franja de Gaza y acepte los acuerdos de paz entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

¿Qué medios utilizan para presionar a Abbas?

Israel bloquea el dinero de la ANP constantemente y permite la expansión de los asentamientos israelíes en Cisjordania. Es incomprensible esta actitud por parte de Israel si lo que busca es derrotar a Hamas. El bloqueo de dinero provoca que la ANP sea incapaz de pagar los sueldos desacreditando así el gobierno de Fatah y, añadiéndole la expansión de los asentamientos, la situación puede convertirse en una tercera intifada. Si la violencia contra los colonos no es ya una realidad, es porque la ANP reprime los movimientos de Hamas y la Jihad Islámica en Cisjordania. Con las actuales políticas israelíes, lo único que se está consiguiendo es acabar con la conocida como solución de los dos estados.

Si se llega a constituir un parlamento unitario, serán necesarias unas elecciones.

Si. En febrero de 2012 Fatah y Hamas firmaron la Declaración de Doha, en la que se indicaron cinco puntos para conseguir la reconciliación: elecciones presidenciales y parlamentarias, pendientes desde hace cuatro y tres años; establecer un parlamento nacional; refundar la OLP, de la que Hamas no forma parte, y se prevé que si entra en ella pueda tener un importante papel; reorganizar la seguridad palestina, totalmente dividida en este momento; y finalmente, la reconciliación social, el único punto en el que están de acuerdo las dos formaciones. En junio de 2012 la Comisión Central para las Elecciones debía de empezar a trabajar en el censo pero Hamas prohibió su trabajo, exigiendo así su entrada en la OLP, mostrando también el miedo a perder las elecciones en Gaza. Esta acción paralizó los cinco puntos de la declaración.

Delante unas supuestas elecciones, ¿Cuál sería el escenario?

Abbas no gusta en Cisjordania, y Hamas no gusta en Gaza. Hamas no es popular en Gaza, aunque controle la Franja y esté ahí establecido, su política de exclusión hacia el resto de partidos y el hecho que nadie más que su propia formación participe del gobierno, les ha hecho impopulares. Tuvieron momentos de popularidad, como en 2011 con el intercambio entre el soldado israelí Shalit y prisioneros palestinos, o durante la última ofensiva israelí cuando la resistencia lanzó cohetes cerca de Tel Aviv o Jerusalén. Una encuesta realizada justo una semana después de la guerra, apuntaba que si las elecciones presidenciales fueran entre el Presidente de la ANP, Mahmud Abbas (Fatah) y el Primer Ministro en la Franja de Gaza, Ismail Haniya (Hamas), ganaba Haniya. Si su rival era la alternativa de Fatah para liderar el partido, Marwan Bourghouti, entonces la silla de presidente sería para Bourghouti.

¿La población respalda la unidad política?

Al menos este es el único punto en el que consiguen un acuerdo Hamas y Fatah, la reconciliación social, en lo que se refiere a la indemnización de las víctimas y la liberación de los presos. Desde junio del 2007, 700 personas han muerto en enfrentamientos entre los dos partidos y millares han sido detenidos, tanto en Cisjordania como en Gaza. Durante los últimos casi seis años del conflicto interpalestino algunos hechos son prácticamente irreversibles, como por ejemplo la relación económica de la población con las dos entidades. Hamas ha creado 47.000 puestos de trabajo con un presupuesto de 35 millones de dólares en sueldos. El objetivo de los empleados, algunos políticos, es mantener sus puestos de trabajo o promocionarse, en un sitio donde el paro supera el 35%. Lo mismo pasa con Fatah, en 2007, 50.000 personas trabajaban en distintos cuerpos de seguridad de la ANP en la Franja de Gaza. En el inicio de las disputas Abbas les pidió que no se sumaran a Hamas, desde entonces no trabajan pero siguen cobrando el sueldo.

¿La última ofensiva israelí en la Franja de Gaza no ha servido para acercar posiciones?

En parte sí. Desde el primer momento en que Mahmud Abbas criticó abiertamente la operación Pilar de Defensa en la Franja, la respuesta de Hamas fue respaldar a Abbas con el estatus de observador. Aunque Hamas no reconoce el Estado de Israel, el actual líder del movimiento, Khaled Meshaal, ha declarado en reuniones internas que aceptarían las fronteras de 1967 como solución temporal, las que también son fronteras a los Acuerdos de Oslo de 1993 defendidos por Mahmud Abbas.

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«El único punto en el que consiguen un acuerdo Hamas y Fatah es la reconciliación social, en lo que se refiere a la indemnización de las víctimas y la liberación de los presos»

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