Kike DE PABLO Alpinista

Incluso en estos tiempos de stress económico en nuestras sociedades, tiempos en los que el concepto de «estilo de vida» se desliza hacia el extremo inferior de la escala, es decir, hacia la supervivencia pura y dura, surgen movimientos y opiniones que unos podrían considerar puristas (en su sentido más peyorativo) y otros lo llamarían de toma de conciencia. Así, los grupos que abogan por los derechos animales, primariamente en Alemania, después en Gran Bretaña y USA, comienzan a cuestionar en la llamada industria del «outdoor» –actividades al aire libre– los sistemas de obtención de la pluma y plumón que se utiliza hoy en día como aislante en chaquetas, sacos de dormir, etc.

El plumón de ganso-oca, considerado como el de mayor capacidad para formar colchón de aire, está en el punto de mira de estas asociaciones, que consideran que la inmensa mayoría de este producto se obtiene no por recolecta, cuando aparece la muda (cada 45 días aproximadamente) sino por arrancamiento -ilegal en la CE-, con el añadido de que la mayoría de estos animales se utilizan en la producción de foie gras, con lo que ello supone en cuanto a maltrato.

Puede parecer una nimiedad, pero en UK el foie gras ha desaparecido de numerosas cadenas de supermercados ante la presión popular de los amantes de los animales. Y hay marcas reconocidas como Mountain Equipment, Patagonia, etc. intentando organizar una trazabilidad del plumón de ganso, o sustituirlo por el de pato, animal generalmente no utilizado en la producción de foie.