CRíTICA: «Volver a nacer»
El asedio a Sarajevo en clave de folletín italiano
Mikel INSAUSTI
La italianización de Penélope Cruz parecía ir por buen camino, en vista del buen resultado que dio su primera y anterior colaboración con Sergio Castellitto en el melodrama social «No te muevas». Pero al repetir el mismo papel de inmigrante prostituida para Woody Allen en «A Roma con amor» se han podido comprobar las limitaciones de una caracterización de fórmula, una vez pasada por la reválida de la parodia. En «Volver a nacer» no deja de ser el mismo personaje con modificaciones superficiales, porque sigue tratándose de una mujer que viaja de un país a otro, y que se enfrenta a un trato sexual violento. Como quiera que el hecho traumático en cuestión forma parte del pasado de la protagonista, la de Alcobendas ha de someterse a las sesiones de maquillaje para un artificioso y poco convincente envejecimiento, que sorprendentemente le ha valido una nominación al Goya de Mejor Actriz.
Supongo que los académicos han querido salvar de la quema a la figura estelar de «Volver a nacer», porque la responsabilidad última corresponde en cualquier caso a Sergio Castellitto, que ha adaptado una novela de su mujer Margaret Ma-zzantini, dando además la alternativa a su hijo Pietro Castellitto, por si alguien dudaba del nepotismo de esta producción. Lo demencial es que, a pesar del gran parecido entre padre e hijo, dentro de la ficción aparecen unidos por una relación de paternidad adoptiva.
Un sinsentido que proviene de la obsesión por desarrollar el relato folletinesco mediante un suspense destinado a descubrir el verdadero origen biológico del chico. La verdad oculta se revelará finalmente como una burda metáfora contra la violencia, pues resulta ser un hijo de la guerra en la acepción más amplia del término. Y como no puedo desvelar más, prefiero indicar que esta clase de tratamiento del trasfondo bélico en forma de culebrón no favorece en nada al esclarecimiento de la realidad histórica sobre el asedio a Sarajevo. Y llueve sobre mojado, dado lo mal que el cine internacional viene abordando el conflicto balcánico.