La Real desperdició por segundo domingo consecutivo la oportunidad de jugar durante casi media hora en superioridad y no mereció más que el punto que sumó ante un Deportivo que jugó mejor con once, salvo en los últimos diez minutos del primer tiempo, y con diez. Incluso tuvo una opción clara de ganar en los últimos minutos con un remate de Nelson Oliveira que golpeó en Ansotegi y salió fuera por muy poco.

No es fácil atacar contra diez porque el rival defiende igual que con once en todas las zonas del campo menos en la delantera, sin que sea una gran ventaja que los dos centrales puedan pasarse el balón sin ser presionados. Pero una cosa es que sea más difícil de lo que se puede pensar atacar contra diez y otra no sacar provecho de los 145 minutos jugados en superioridad en los dos últimos partidos, en los que se ha sumado un punto.

La Real tiene un problema serio en los últimos encuentros de Anoeta. Paradójicamente, cuantos más jugadores ofensivos de calidad presenta peor ataca. Tener dos organizadores que, como tales, tienden a retrasarse, motiva que falte un media punta de otras características para dar al equipo más intensidad y para elaborar jugadas y llegar al área con más jugadores.

Necesidad de Griezmann

Los dos pivotes juegan más cómodos de cara y no llegan al área. El media punta, Xabi Prieto, entra sistemáticamente a la banda derecha y es más centrador que rematador, salvo en el Bernabéu, y el equipo acusa la falta de frescura de Griezmann. Sin sus entradas desde la izquierda, ni las del media punta, ni las de los pivotes, las defensas rivales defienden con facilidad al delantero en el área.

Se habla mucho de los cuatro goles marcados entre Agirretxe (3) e Ifrán en la primera vuelta. Montanier entendió lo evidente, que para el estilo de fútbol que practica la Real con muchos centros laterales es mejor opción la del usurbildarra, pero si apenas llegan jugadores al área marcar a un solo rematador es más fácil para las defensas rivales, que se sienten cómodas.

La reacción desde Málaga se basa en los goles de Vela y de los de los defensas y el que consiguió ayer el mexicano no fue suficiente porque Illarramendi olvidó que hay zonas en el campo en las que no se pueden asumir riesgos que no aportan ningún beneficio.

Fue una más de las malas decisiones que tomó ayer la Real. El fútbol es un deporte en el que, como en todo en la vida, es fundamental elegir bien. Los jugadores de la Real no lo han hecho en los últimos dos partidos ni tienen la chispa y la velocidad que les caracterizaba en los primeros partidos de Anoeta.

Una cosa es jugar con tranquilidad y con paciencia y otra con lentitud y esta Real cuando juega con la tercera velocidad es muy fácil de defender. Si no sorprenden desde la segunda línea Griezmann, Vela, Xabi Prieto y Zurutuza es un equipo previsible fácil de defender a pesar de la calidad de sus jugadores.

Resultaba difícil de entender que, con la falta de frescura que trasmitía el equipo, el normando no diera entrada a Zurutuza y no agotara los tres cambios, pero tras el partido se comunicó que no estaba en condiciones de jugar por las secuelas de la gastroenteritis. Es curioso que con una sola baja en el plano ofensiva la Real tenga tan pocas opciones para cambiar un partido y una dinámica en la que le cuesta tanto marcar en Anoeta.

Un primer tiempo del Deportivo

Pero no es un problema solo de falta de gol. El Depor jugó mejor y fue superior en el primer tiempo en el que, además del gol de Pizzi, tuvo tres opciones claras en un remate de André que desvió Griezmann y en dos paradas de Bravo a lanzamientos de Riki y Álex Bergantiños.

A la Real le costó demasiado meterse en el encuentro. En los primeros 34 minutos apenas se pudo contabilizar un remate tímido con la derecha sin peligro de Alberto de la Bella. Los últimos diez antes del descanso sí fueron mejores.

Agirretxe envió un balón al poste en segunda jugada tras un corner, fue objeto de un penalti no señalado por Del Cerro Grande -otro confundido con la moda de Mateu que entiende que dejar jugar es no aplicar el reglamento-. Además el de Mâcon se equivocó al enviar el balón a Agirretxe y no a Xabi Prieto en una clara contra y un asistente completó el carrusel de errores al sancionar un fuera de juego inexistente a Griezmann, cuando tenía una opción perfecta para asistir a Agirretxe.

Fruto de esa traca final realista llegó el gol oportuno de Vela en una jugada marca de la casa con recorte para su pierna buena y remata pegado al poste, allí donde no podía llegar Dani Aranzubia.

Pero la Real no aprovechó los efectos psicológicos del gol, ni la expulsión de Evaldo cuando faltaba media hora. Como en Madrid, cuanto todo se ponía de cara, no supo jugar con uno más.

Movió el balón con lentitud y los únicos jugadores que aportaron velocidad, De la Bella y Chory Castro por la izquierda, caían en la precipitación. Así la Real en media hora no fue capaz de realizar más que dos disparos de Griezmann y Vela sin mayor peligro y dispuso de una última ocasión de Ifrán, que no llegó a un centro de Xabi Prieto. Tampoco Montanier ayudó al mantener a un jugador como Griezmann que está desconocido y retirar a Agirretxe cuando era la única opción de poder aspirar a pelear algunos de esos balones aéreos laterales.