OLASO
Dedo
Lance Armstrong ha acabado reconociendo que su leyenda era mentira, que todo lo que se ha dicho de él es cierto y que el dopaje ha sido norma común en su carrera. No es posible ganar siete Tours sin doparse, expone el texano, mientras organismos, compañeros y aficionados reniegan de su figura. Todos prefieren fijar su mirada en el dedo de quien admiraron en vez de observar la luna que señala. ¿Siete no, y cinco sí? ¿Y tres? ¿Y uno? ¿Es todo mentira?