«Tratamos de sumar y aportar algo nuevo al panorama de nuestra euskal musika»
Composición, voz y violín de Seiren
Jokin y Onintze son el pulmón de Seiren, una de las escasas propuestas vascas orientadas hacia el folk-pop de corte celta. Les acompaña un cuarteto de músicos con amplia experiencia y capacidad para dominar su instrumento. Unos y otros, bajo el espíritu de Seiren, han construido y ordenado uno de los discos melódicos más agradecidos de la temporada, «Udazkena».
Pablo CABEZA | BILBO
Onintze Garcia nace en en el barrio de Santutxu. Sus aitas le recuerdan que con cuatro años no paraba de cantar. Estudia solfeo y piano, pero a sus doce años lo que canturrea son canciones pop de sus cantantes preferidos. En 2002, con dieciséis años, un arrebato le lleva a comprar una guitarra y a empezar a cantar sin necesidad de karaoke. Además de cantar y tocar la acústica en Seiren, Onintze imparte clases de guitarra en Hala Dzipo (Barakaldo), Eguzkibegi ikastola (Galdakao) y en la Musika Eskola de Bakio. Es arquitecta técnica, pero, de momento, prefiere la música. En el grupo es más que un complemento a la creatividad y voz de su compañero Jokin, como muestra en «Izan zintudan», una de las canciones más pop de «Udazkena».
Jokin Lacalle nace en Barakaldo, crece en Sestao hasta los cinco años, edad en la que su familia se traslada a Zornotza, donde reside desde entonces. Es licenciado en Bellas Artes e imparte clases de dibujo a niños. Son sus «txikifans», que le van a ver a muchos conciertos y los que le dicen: «Te hemos visto en la tele». Es cabezota, por eso consigue la mayoría de metas que se propone. Si aitite fue director de la banda de música de Sestao. Se recuerda con la gorra puesta, la batuta en la mano y jugando a ser el director. Su tía, estudiante de filología inglesa por aquellos años, cuando regresaba de Irlanda contaba muchas cosas, perotambién traía música de The Chiftains, Dubliners... Esos sonidos calaron en la conciencia de Jokin, por lo que decide tomar clases de violín y guitarra acústica.
Onintze y Jokin forman sus respectivos primeros grupos entre adolescentes amigos. Un día coinciden en un estudio grabando para un amigo común. Se conocen y tras coincidencias y diferencias nace Seiren poco más allá de 2005.
La guitarra acústica compone como si fuera pop y el fiddle se tiñe de folk celta. El resultado es la singular y melódica propuesta llamada «Udazkena», donde demuestran un excelente nivel. «Behar dudan guztia», «Ikusi arte», «Hitzik gabeko ipuinak», «Haotsak», «Izan zintudan», «Udazkena» o «Urrunegi» son composiciones e interpretaciones inspiradas y bien acabadas. Evocación, melancolías y pop se cruzan a lo largo de un melódico y armonioso «Udazkena», interpretado para realzar aún más el valor de la canción como entidad creativa y placentera.
Le duele que el reparto del verano lo hagan siempre los ayuntamientos bajo la uniformidad del rock, lo muy popular o dinámico y las verbenas.
Por supuesto que nos duele. Tratamos de hacer una música diferente y sobre todo tratamos de sumar y aportar algo nuevo al panorama de nuestra euskal musika. Ser diferente nos ha traído muchas dificultades a la hora de compartir escenarios con otros grupos o de entrar en diferentes festivales (somos muy light para los mas duros, hacemos mucho ruido para los más delicados). No tenemos etiqueta, no tenemos casa. Pero, al final, de eso se trata: de no ser un grupo más.
¿Se está perdiendo el placer de la escucha, el bullicio está ganando terreno?
En la vida nada es negro y nada es blanco. Hay momentos tanto para ir de fiesta como para refugiarte en la intimidad. Seiren se mueve por plazas, teatros y auditorios, aunque quizá sea en estos últimos lugares donde nuestra música cobra un significado especial y crece. Por desgracia, no son los mejores tiempos y las condiciones actuales no son las idóneas para grupos que nos movemos por teatros, Cada vez hay mas gente que no puede darse el «lujo» de pagar una entrada y cada vez es más costoso organizar conciertos. Ojalá pudiésemos llegar a más gente y ojalá más gente pudiese llegar a nosotros.
¿Se está diluyendo el valor de la canción en sí?
En cierto modo si. Pero no solo de las canciones, sino de muchas otras cosas (el cine, la literatura, el teatro, la moda, la electrónica...). Parece que últimamente todo tiene una vida limitada. Se consume muy rápido y lo que hoy es una de las canciones más escuchadas, la película más vista, el televisor más potente... En seis meses estará pasado de moda.
¿Cree que el aficionado y otros actores de la escena musical están perdiendo la noción de lo que cuesta componer, grabar, crear...?
Hemos llegado a un punto en el que el valor de la música ( a pesar de ser algo imprescindible para todos ) ha tocado suelo. Se da por sentado que la música es gratuita y que nadie necesita pagar por ella. Para el músico la realidad es completamente diferente. Para nosotros, grabar un disco es mucho más que los 40 minutos que dura. Supone un desembolso económico muy grande y una dedicación mental plena. La creación y composición de un álbum no consiste en una jornada de ocho horas en la que transcurridas te vas a casa a descansar, No, para el músico todo este proceso es un «abierto las 24 horas». Duermo con una libreta y una grabadora en la mesilla de noche y he llegado a levantarme de la cama a las 4 de la madrugada para ponerme a grabar pistas e ideas que después han llegado a convertirse en canción. «Udazkena» ha sido una producción muy mimada con un proceso muy duro, un año y medio. Es el mejor disco de Seiren.
Y se pelea el estribillo.
A pesar de dar la sensación de «comercial» , para mí es muy importante. Creo que el estribillo es lo que queda siempre de una canción. Si carece de fuerza, lo descarto. Si, por el contrario, la tiene y es capaz de engancharme, empiezo a tallar la madera hasta dar con la estrofa adecuada: el preestribillo que los una. Para las partes instrumentales actúo con más libertad, pero siempre tomando como base la música tradicional irlandesa y escocesa.
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