Estambul, esa histórica y misteriosa ciudad en la que el Baskonia de esta temporada comenzó a ver la luz, fue ayer el escenario de un magnífico compendio sobre las diferencias entre un equipo que lima sus últimos detalles tras una profunda reestructuración y otro que está inmerso en pleno proceso de descomposición. Dos imágenes, la cada vez más poblada barba del capitán Fernando San Emeterio, que desde el 23 de noviembre ha ido creciendo en paralelo a la cohesión interna de la plantilla azulgrana que ayer sumó su decimosexta victoria consecutiva, y la de dos estrellas de la talla de Andersen y Batiste, con casi dos millones de ficha, acumulando minutos de banquillo como castigo de un Simone Paniagini que nunca se ha visto en una similar, pueden mostrar bien claramente la diferencia que hoy por hoy existe entre un Baskonia líder y un Fenerbahçe hundido en la tabla.

El equipo turco le duró al Baskonia más o menos lo que Tabak tardó en meter en cancha a Omar Cook y el base de Brooklyn se las ingeniara para dotar al equipo de ese rigor defensivo que echó en falta en un comienzo de duelo bastante timorato. El 13-8 inicial -con unos activos Bo McCalebb y Luka Bogdanovic- mutó a un 19-20 al final del primer cuarto, con claros síntomas de que, dominando el rebote, el Baskonia iba a ser capaz de imponer su mayor ritmo.

Ni siquiera una antideportiva señalizada a Nocioni por una acción en la que el argentino se pasó de frenada, ni los problemas dentro de Pleiss con Savas, consiguieron parar al Baskonia. Porque las individualidades brillan incluso más en un grupo compacto y Nemanja Bjelica rompió el partido con cinco minutos absolutamente brillantes. Pese a fallar sus dos primeros tiros, el serbio tuvo la confianza para seguir tirando y cuatro triples consecutivos fueron el comienzo del fin del equipo otomano. Causeur y San Emeterio colaboraron con otros dos triples -para completar 18 de los 28 puntos del periodo desde 6,75- y los gasteiztarras destaparon la caja de los truenos local con un parcial de 6-20.

Reacción local

Prescindiendo de sus jugadores de más caché y apostando por los locales, Fenerbahçe tuvo un ataque de orgullo al comienzo de la segunda parte que lo llevó a acercarse 42-50 tras un parcial de 10-2 en la reanudación.

Sin embargo, Andrés Nocioni, que últimamente no pasaba por su mejor momento de juego, demostró que le van los momentos calientes y se encargó de que el partido terminara pareciéndose a aquel de finales de noviembre en Kaunas, donde el Zalgiris hizo del Baskonia una caricatura de equipo.

Sin embargo, ayer el equipo en el que todas las piezas encajaban y todos aportaron fue el gasteiztarra, y el turco el que quedó a años luz del potencial que se le presupone.