ANÁLISIS | LA CDU PIERDE EL GOBIERNO REGIONALDE BAJA SAJONIA
Merkel luchará por sí sola contra el SPD y los Verdes para ser reelegida
El año electoral ha empezado con una derrota para la canciller alemana Angela Merkel. En adelante su partido no prestará más votos al socio liberal. Socialdemócratas y verdes quieren llevarse los votos del Linke para lograr el cambio de gobierno en otoño.
Ingo NIEBEL Colonia
Cerca de las once de la noche del domingo, la canciller alemana, Angela Merkel, sabía que por quinta vez consecutiva había perdido un gobierno regional y esta vez incluso la mayoría de votos en la segunda cámara del Parlamento Alemán. La ventaja del 0,4% obsequió al Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) y a los ecologistas Verdes con el escaño que les hacía falta para ser mayoría en el hemiciclo de Baja Sajonia. En ese momento el ministro-presidente democristiano David McAllister tuvo que dar por concluido su bipartito con el Partido Liberaldemocrático, el FDP. También echó por tierra la Gran Coalición, formada por su Unión Demócrata Cristiana (CDU), la fuerza más votada, con la segunda, el SPD de Stephan Weil.
Cuando McAllister, visiblemente decepcionado, apareció ayer ante la prensa junto a Merkel, dejó claro que ejercía de ministro-presidente en funciones hasta la elección de su sucesor, pero que no lideraría la oposición. Su jefa política dijo sobre el destino de su correligionario, apodado «el Mac de Merkel»: «A él le pertenece el futuro sea cual sea su lugar».
La nueva debacle electoral de la canciller exige a todos los partidos políticos con representación en el Bundestag reflexionar sobre sus estrategias respecto a las elecciones generales del 22 de setiembre. Por el momento parece que el empate técnico que les mantuvo en vilo el domingo se podría repetir en otoño. Esta perspectiva va a determinar los siguientes pasos que se dan sobre una reciente encuesta, publicada dos días antes de los comicios de Baja Sajonía.
Según esta fuente, la CDU de Merkel sería la fuerza más votada, con el 43% de los votos, si los alemanes acudieran ahora a las urnas. Eso supone un plus de un punto y una ventaja de 20 escaños frente al número dos, el SPD. Los socialdemócratas han tenido que experimentar otra caída de dos puntos. En total ya son siete puntos menos desde que en octubre eligieron a Peer Steinbrück como su candidato a canciller. Y aún así tienen suerte porque si la elección del canciller fuera directa, Merkel la ganaría con 59 puntos contra los 18 que recibiría Steinbrück.
Sin embargo, a pesar de esta ventaja, la canciller necesitará o bien aumentar los votos de su formación o que su actual socio, el FDP de su ministro de Economía y vicecanciller Philipp Rösler, vuelva al Bundestag. Para ello los liberales tienen que superar, como todos los partidos, el límite del 5%.
Pero actualmente se mueven en torno al 3% a nivel nacional. En Hannover obtuvieron más del 9% de los sufragiios, al recibir 101.000 «votos prestados» de la CDU. Merkel dejó claro el lunes que le gustaría seguir con los liberales pero que «cada uno lucha por sí solo».
El FDP empezó la semana exteriorizando una vez más sus problemas internos. Rösler, muy criticado por la pésima situación del partido, retó a su rival interno, Rainer Brüderle, a asumir la presidencia si la quería. Su correligionario, que había preparado un golpe junto a otros conspiradores para la esperada derrota en Baja Sajonía, se echó atrás. Brüderle liderará al FDP como candidato principal, y Rösler podrá seguir otros dos años como jefe de partido. La cuestión es si los liberales pueden salir del bache político por su propia fuerza o no.
El candidato del SPD, Steinbrück, puede considerar la tardía victoria en Hannover como una segunda oportunidad para ganar terreno frente a Merkel,si es que en adelante tiene más cuidado con sus comentarios. Por ejemplo, perdió simpatías por considerar que el sueldo de canciller, unos 200.000 euros al año, le parecía escaso.
Su mayor arma contra Merkel va a ser la mayoría en la representación de los 16 estados federales, el Bundesrat, cuando SPD y los Verdes formen gobierno en Hannover, porque eso les permitirá lanzar proyectos de ley que pondrían contra las cuerdas al bipartito de la canciller.
Merkel llamó a ambos partidos a utilizar con responsabilidad este poder. De paso dejó caer que la coyuntura económica era frágil y que «tenemos grandes tareas en Europa». Hasta ahora el SPD y los Verdes han respaldado al gobierno en su política por el rescate del euro.
Después de su resultado histórico en Hannover, los Verdes consideran posible el cambio de gobierno junto con el SPD aunque a nivel nacional han bajado un punto, situándose en el 14 %. Junto con los socialdemócratas quieren arrebatar al partido socialista Die Linke (La Izquierda) el máximo posible de votos.
«Sin el Linke no va a haber cambio de Gobierno», subrayó el líder izquierdista Gregor Gysi, quien, con otros siete diputados, compone el «equipo punta» para la campaña electoral.
Sus copresidentes, Katja Kippling y Bernd Riexinger, los propusierno el lunes al partido aunque los integrantes todavía no han sido elegidos para ser parlamentarios por sus respectivos comités regionales.
El optimismo de Gysi sobre el papel que su partido va a jugar después del 22-S se debe a que en estos momentos obtendría el 8 % de los votos.
Después de que el Linke no ha podido entrar en tres hemiciclos regionales de la Alemania occidental su futuro se presenta un tanto difícil teniendo en cuenta la abierta enemistad que mantiene con el SPD y con los Verdes.