Roger Federer, si continúa así, puede lograr su quinto Abierto de Australia -igualando a Roy Emerson- que sería además su decimoctavo título del Grand Slam. Con una carrera prolongada y exitosa, alcanzó por trigésima quinta vez los cuartos de final de un grande tras superar al canadiense Milos Raonic en tres sets -6-4, 7-6 (4) y 6-2-.

El suizo desactivó pronto el ímpetu de Raonic. Su mejor arma, el saque, solo le socorrió en ocasiones puntuales. Acabó con 19 saques directos, insuficiente para cuestionar al mejor tenista de la historia. Cuando Raonic quiso volver al partido ya tenía un set en contra. Se aferró al desempate del segundo. Y ahí agotó sus opciones. La manga también se le marchó y entregó sus fuerzas. Federer jugará ante el francés Jo Wilfried Tsonga, que se impuso a su paisano Richard Gasquet por 6-4, 3-6, 6-3 y 6-2.

El finalista del Abierto de Australia en 2008 no es el único en el que se ampara el tenis galo, que también perdió a Gilles Simon en la cuarta ronda. Jeremy Chardy ha dado un paso más al alcanzar por primera vez los cuartos de un grande. Derrotó al italiano Andreas Seppi, vigésimo primer favorito -5-7, 6-3, 6-2 y 6-2- y ahora se las verá con Andy Murray, que disfrutó de una jornada plácida beneficiado por las limitaciones físicas de Gilles Simon (6-3, 6-1 y 6-3).

El escocés, campeón del Abierto de Estados Unidos y finalista en dos ocasiones en Melbourne (2010 y 2011), rentabilizó la merma de su rival, que acusó las casi cinco horas de esfuerzo en su compromiso de tercera ronda. Murray dominó desde el principio y solo se dejó siete parciales.

En el cuadro femenino Serena Williams, tercera favorita, no levanta el pie del acelerador. Empleó ante la rusa Maria Kirilenko la misma contundencia que en los partidos anteriores.

La estadounidense se impuso por 6-2 y 6-0 para subrayar su condición de favorita. Sumó su sexta victoria ante Kirilenko y ahora buscará las semifinales ante su compatriota Sloane Stephens, que previamente se impuso a la serbia Bojana Jovanovski por 6-1, 3-6 y 7-5.