Cuestionado como nunca, el domingo Gorka Iraizoz se colocará bajo palos en San Mamés para jugar su partido número 239, igualando a uno de sus referentes bajo la portería y quizá el último portero en aunar el plácet de la grada como fue Andoni Zubizarreta. Así es. Gorka sigue haciendo historia en el Athletic y con contrato hasta 2015 tiene la oportunidad de alcanzar al mítico Raimundo Lezama (261), quedando más lejano Carmelo (402) e inalcanzable José Ángel Iribar (614). Y como decíamos al inicio, marca un hito personal justo cuando las críticas hacia él se han elevado a la petición de relevo en la meta rojiblanca.

Si el martes ``El Correo Español'' en un artículo de opinión literalmente le «despellejaba» -como alguien del club describía la voraz crítica hacia el portero navarro- tras su actuación en el Villamarín, el diario ``Marca'' ese mismo día titulaba «Iraizoz, tenemos un problema» y el ``As'' directamente proclamaba en su portada «Bielsa, el único que no discute a Iraizoz».

El guardameta está en el punto de mira de la mayoría de la prensa y qué decir de una afición y una grada de San Mamés que cuestiona cada partido a su arquero. De ser su nombre coreado por esa misma Catedral en noviembre pasado tras salvar los muebles ante el Sevilla, a directamente ser lapidado bajo un continuo run-run que volverá dicar sentencia ante el Atlético. El portero que más remates recibe esta temporada, que más paradas hace, el que más penaltis ha recibido en contra -por cierto, es el tercer arquero que más penas máximas ha cometido en las últimas diez temporadas, 5, tras Valdés y Kameni-, y uno de los rojiblancos más cuestionados. Irregular campaña la del meta navarro, como la del resto de jugadores, pero víctima propicia cuando lo que no funciona es el equipo en conjunto y se buscan culpables individuales; como él, como Muniain.