Ver «Bestias del sur salvaje» es estar frotándose los ojos durante toda la proyección, porque descubrimos en la pantalla un mundo totalmente desconocido y creado de la nada. Y lo más increíble es que Benh Zeitlin ha contado sólo con su imaginación para inventarse ese nuevo universo, al no disponer de medios materiales. Ha jugado con la naturaleza desbordada del río Mississippi y el aspecto inundado que ofrecen las tierras del Delta, para idear distintos modos de supervivencia de sus habitantes, basados en el reciclaje de la chatarra y demás desperdicios, ya que construyen sus casas o embarcaciones con objetos en desuso como bidones.

El referente real en el que se inspirado ha sido una comunidad autónoma de pescadores llamada Terrebonne, y que se encuentra en Louisiana. A partir de ahí desarrolla su propia leyenda, que incluye a animales mitológicos llamados «uros», y que proceden de la desglaciación asociada a la crecida de las aguas.

También se podría pensar en el efecto devastador del huracán Katrina a su paso por Nueva Orleans, en cuanto catástrofe natural que da a ese entorno inundado un aspecto apocalíptico. Lo único que le separa de la civilización es un enorme dique de hormigón, pero la pequeña heroina llamada Hushpuppy prefiere ser una superviviente de la Isla de Charles Doucet, también conocida entre los lugareños como La Bañera. El papel le ha valido a la intrépida niña afroamericana Quvenzhané Wallis ser la nominada a los Óscar más joven de toda la historia, con seis añitos.