Uno de los inventos engañabobos del dictador Franco fue el de las llamadas pagas extraordinarias. Se hacía creer a la gente que trabajaba por un salario, normalmente misero, que el régimen nacido del cruento golpe de estado de 1936 y la proverbial magnanimidad del autodenominado Caudillo, habían acordado hacer dos regalos al pueblo trabajador, a los operarios, que era como había que llamar a los obreros para evitar cualquier connotación de tipo marxista, por leve que fuera. Esos regalos llegaban en forma de pagas extraordinarias, una en verano y otra en diciembre.

El mensaje era claro: usted gana lo que gana mes a mes, que no le llega ni para comer. Pero como el Caudillo es tan bueno, le regala otros dos sueldos a los que se llamará Pagas Extraordinarias de Navidad y del 18 de julio, nombres que exaltaban la familia, pilar básico de la nueva sociedad, y el glorioso alzamiento golpista contra la Republica legítimamente constituida. Algo muy propio del paternalismo de los regimenes fascistas, que conseguía un doble objetivo: hacer creer que te hacían un obsequio, y además retenerte el dinero durante el año y pagarte doble en verano y diciembre para fomentar el consumo en las navidades y en vacaciones, cuando el personal volvía al pueblo, porque de todos era sabido que el populacho no sabía administrarse y, si no se lo pagaban así, se lo gastaban todo y luego en fechas tan señaladas no tenían un chavo.

Con el aggiornamento del sistema franquista y su reconversión en la monarquía Juancarlista, el sistema se mantuvo, aunque se suprimió el infausto nombre de paga del 18 de julio, y se sustituyó por el de paga de verano, pero el espíritu del sistema seguía siendo el mismo. Por eso, cuando los neofranquistas de hoy han querido reducir drásticamente la masa salarial, han suprimido de un plumazo los «regalos», para hacer creer que como te los daban graciosamente, pueden eliminarlos cuando les da la gana.

El argumento es tan falaz que hasta la cotización a la seguridad social de esas mal llamadas pagas extras se hace en doce meses, y que las patronales, cuando negocian, lo hacen sobre masas salariales, siendo indiferente el pago en 12, en 14 o en 16 mensualidades. Diría mas, el pago de las extras puede ser mas incómodo para el empresario porque en esos meses tiene un mayor desembolso, pero económicamente es mejor para él, porque paga mas tarde lo que se debió pagar antes.

Seguramente porque son conscientes de todo lo que decimos, los «Bourbons», padre e hijo, han decidido no hacer mas brindis al sol y se han subido la asignación para gastos de bolsillo y otras menudencias, recuperando en 2013 la paga suprimida el año pasado. ¡Que cunda el ejemplo!

Y ahora me van a perdonar, pero tengo que irme a publicidad: «Bar Cenas, especialidad en sobre cenas. Pruebe nuestro delicioso chorizo de gaviota en bollo suizo. Bar Cenas, en la calle Genova, frente a la Audiencia Nacional».