El Gobierno francés aplaza la obligación de llevar alcoholímetro en el coche
El ministro de Interior francés, Manuel Valls, precisó ayer que esperará el resultado del Consejo Nacional de Seguridad Vial antes de tomar una decisión definitiva. Este Consejo dará su parecer a mediados de febrero.GARA | BAIONA
Durante la presentación ayer a la prensa de las cifras de la siniestralidad en carretera durante 2012, el ministro de Interior francés Manuel Valls anunció el aplazamiento «sine die» (sin fecha) de la obligación de llevar un alcoholímetro en el coche, ante la polémica sobre la fiabilidad de los que existen en el mercado.
El ministro de Interior señaló que antes de tomar una decisión espera el resultado del grupo de trabajo sobre el alcohol al volante que se ha constituido en el Consejo Nacional de la Seguridad Vial.
Este organismo dará a mediados de febrero su parecer sobre la necesidad o no del alcoholímetro en los automóviles. El pasado mes de octubre, el Gobierno socialista ya había retrasado hasta marzo de 2013 la imposición de sanciones a los conductores que no lleven un alcoholímetro.
Manuel Valls tomó esta decisión ante los problemas de aprovisionamiento por las decenas de millones de unidades necesarias, y ante la fuerte subida de precios para algunos por el pico de demanda.
Multas de 11 euros
Desde entonces, asociaciones de automovilistas y expertos habían cuestionado la fiabilidad de algunos modelos, sobre la base de diversos estudios.
El anuncio del ministro de Interior francés no fue una sorpresa ya que, en noviembre, precisó que deseaba esperar la decisión del Consejo antes de tomar una decisión. El dispositivo reglamentario sancionador, cuya aplicación ahora ha quedado congelada, preveía multas de once euros a los conductores de coches, furgonetas, camiones e incluso motos a partir de 125 centímetros cúbicos que circulen en Francia (también los extranjeros) y que carezcan de alcoholímetro.
Según los responsables de la seguridad vial, en el Estado francés el 30% de las muertes en carretera se deben al alcohol.
El pasado año murieron 3.645 personas en accidentes de tráfico, 318 menos que en 2011, lo que significa la cifra más baja desde que se crearon esas estadísticas en 1948. La reducción de la mortalidad en las carreteras se debió, en parte, a una caída de la siniestralidad de los motoristas, con un 14,5% de muertos menos.