Maite SOROA | msoroa@gara.net
Leña a la disidencia
En su cruzada patriótica contra «el desafío soberanista», la prensa extremadamente centrista continuaba con la crisis del PSC, según la caverna provocada por la actitud de cinco diputados y diputadas de ese partido en la votación de la declaración de soberanía en el Parlamento catalán, si bien es sabido que esa crisis es anterior a la anécdota de la votación.
La «Razón», en un punto editorial, aseguraba: «Navarro cierra en falso la crisis del PSC», y la multa de 400 euros que la Ejecutiva del PSC impuso a los cinco diputados que evitaron votar en el Parlament en contra de la mencionada declaración le parecía «una claudicación en toda regla de Pere Navarro que, lejos de neutralizar el brote disidente, enquista todavía más el problema de identidad que sufre el partido socialista», y preocupado por ese partido, concluía que «ya no caben más engaños: se está por la unidad o se está por la ruptura». Y en el segundo caso, ya sabemos qué propone «La Razón». En cuanto a los diputados y diputadas que no respetaron la disciplina de voto, según el titular de la información al respecto, está claro qué tenía que haber hecho el PSC: «El PSC cierra en falso su crisis con los díscolos y evita su expulsión».
«Abc» decía al respecto que el PSC «zanja su crisis con una leve multa a los diputados rebeldes». No solo le parecía leve esa multa, sino también generosa, y para demostrar esa «generosidad», comparaba los 300 euros -«la máxima sanción»- que el Grupo Popular de la Asamblea de Madrid impuso a dos de sus diputados y diputadas, por jugar al pasatiempos «Apalabrados» durante un pleno, con los 400 con que el PSC sancionó a cinco de sus cinco diputados y diputadas por «apoyar el secesionismo». Ya saben, la próxima vez consulten a «Abc» la cantidad idónea para sancionar a los «díscolos» y también a las «díscolas», ¿no?
«El Mundo», por su parte, afirmaba que el PSC «busca pasar página» con esa multa. Lo que aprovechaba Secondat para, en su `Brevete', decir que CiU y ERC, «con la ayuda de otros, han colocado cañones y ametralladoras en la puerta del edificio constitucional español. No han disparado las terroríficas armas, pero pueden hacerlo en cualquier momento». Y continuaba diciendo que no hay que esperar a que «tales disparos se produzcan», pues «las leyes prohíben la posesión de armas de guerra», así que «el Gobierno tiene que impugnar tal declaración votada en el `Parlament'». ¿Por antidemocrática...?