El cambio introducido por Aspe en el Campeonato de Parejas, quitando a Gonzalez del mismo y dando entrada a Ezkurdia por razones solo técnicas, es el último ejemplo de la evolución que ha seguido el modo de actuar de las empresas de pelota a mano en cuanto a la organización de sus competiciones. Aspe y Asegarce, agrupados en la LEP.M, han ido moldeando el reglamento a la medida de sus necesidades, cambiando o añadiendo reglas según los problemas que se hayan detectado en las anteriores ediciones.

Así, en un Parejas que año tras año ha ido alargándose y aumentando en el número de partidos, el tema de las suplencias ha ido adquiriendo un peso cada vez mayor en la normativa. Si en las primeras ediciones regidas por la LEP.M las reglas al respecto eran bastante ambiguas y difusas, en los últimos años los supuestos han ido concretándose para evitar que las promotoras se pillaran las manos. Algo parecido ha sucedido con los aplazamientos, que se han convertido tan habituales en los diferentes campeonatos.

La importancia del tanteo

En ese sentido, llama la atención el vacío que existe en esos reglamentos ad hoc sobre los supuestos en los que un pelotari se lesiona durante la disputa de un partido. Sucedió hace diez días en Eibar, cuando Xala sufrió un tirón cuando iba ganando 16-15 junto a Barriola contra Bengoetxea VI y Beroiz -no fue la primera vez que sucede ni será la última-. La decisión fue la que tradicionalmente se ha aplicado en el Parejas oficial en estos casos, el de dar el partido por perdido al lesionado con los tantos que tuviera en ese momento (22-16 en este caso).

Es una opción totalmente ajustada al reglamento general de la pelota vasca, pero basta bucear un poco en esa normativa para darse cuenta de que también se contemplan otras medidas diferentes, como el de introducir un suplente -en el supuesto de que se haya inscrito antes del partido- o la posibilidad de que el compañero del lesionado siga jugando en solitario contra la otra pareja.

Si las empresas siguen apostando por el actual modelo de liguillas, estas dos últimas opciones deberían ser analizadas seriamente, ya que el tanteo se convierte en un elemento crucial para decidir la clasificación final. Un ejemplo podría ser el Parejas del año pasado, cuando Irujo y Barriola se quedaron fuera de semifinales por tener un peor tanteo que Xala y Laskurain en la liguilla de cuartos.

Siguiendo con el reciente ejemplo del Astelena, las preguntas son obvias: ¿Si Xala y Barriola hubieran necesitado ganar o llegar a X tantos para pasar a semifinales, no hubiera sido de justicia que pudiera entrar un suplente? ¿No lo hubieran agradecido los aficionados que se desplazaron al frontón -y que ya vieron cómo se suspendía también el primer partido por el mismo motivo-? Incluso, llegado el caso, ¿no hubiera merecido Abel Barriola tener la oportunidad de intentar lograr en solitario los tantos necesarios -si no fueran demasiados- para su objetivo?

Designar dos nombres

Es un tema, el de los suplentes que pudieran entrar en pleno partido, que suscitó algunos debates interesantes tras aquel festival. Es evidente que, hoy por hoy, las empresas ni se plantearían la opción de movilizar pelotaris profesionales simplemente para ejercer de suplentes. Pero, por poner una posible solución encima de la mesa, no parece descabellada la idea de designar con antelación dos pelotaris, un delantero y un zaguero, del primer o tercer partido del festival para tal efecto.

Reconociendo que no sería la solución perfecta, porque los suplentes difícilmente tendrán el mismo nivel, o porque en un partido puede haber más de un lesionado -y estaríamos en las mismas-, las empresas están obligadas a estudiar esas opciones de cara al futuro, más todavía viendo que el formato de liguilla está teniendo cada vez más éxito en la pelota.