Arantza Santesteban Historialaria
«Patriarchal devices»
Exrectores, políticos, activistas, eclesiásticos y compañeros nos ofrecen una y otra vez parámetros y categorías de todo tipo: académicos, cotidianos, emocionales, discursivos, etc. que no nos valen para explicar cómo vemos el mundo y cómo nos sentimos nosotrasbell hooks -en minúsculas-, escritora y activista feminista estadounidense, propone una lectura imprescindible. Aporta un testimonio clave para comprender los sistemas de dominación y opresión en cuestiones de género, etnia y clase. Pero bell hooks es negra y además feminista, y tal vez por ello, no sea tan conocida ni tenida en cuenta en muchos círculos académicos y/o políticos. En una antología sobre feminismos negros, he leído una cita suya. Dice que el anhelo de encontrar fuentes que pudieran explicar la experiencia negra -las buscaba en libros escritos por blancos- es precisamente el reflejo de cómo se socializan los grupos oprimidos y explotados dentro de una cultura de dominación. Dice también que las feministas negras han aprendido así que no tienen poder para definir su propia realidad o para transformar las estructuras opresoras. «Nosotras aprendemos a buscar en aquellas fuentes capacitadas por los sistemas de dominación que nos hieren y nos dañan, buscamos ser liberadas y nunca lo hayamos. Para nosotras, es necesario hacer el trabajo por nosotras mismas». bell hooks pone palabras a lo que sentimos muchas de nosotras y no conseguimos formular.
Mi último artículo, «Patriarcal victims», tuvo cierta difusión en las redes sociales. Cuando una pare -de parir- un artículo y lo deja en las páginas de un periódico, sabe que estará sujeto a todo tipo de críticas. Mi sorpresa fue considerable cuando en uno de los comentarios suscitados por él encontré al que fuera rector de la UPV alegando que la frase donde decía «no olvidemos que el deseo también es una construcción política que, de momento y desgraciadamente, no se enmarca en la libertad de decidir» era tirar al traste toda la historia de la evolución humana en pocas palabras. Y aportaba una serie de documentos donde diversos estudios justifican la diferencia entre los deseos de hombres y mujeres. Hombres que, por su naturaleza humana, necesitan cubrir a muchas hembras para asegurar su descendencia genética. Mujeres que por esta misma naturaleza somos menos promiscuas a la hora de elegir con quien nos apareamos, ya que necesitamos elegir los mejores genes.
El comentario me dejó estupefacta por varias razones. Por comprobar el bajo nivel de un exrector que hace afirmaciones -o negaciones- que se basan en el paradigma del evolucionismo biológico. Por comprobar la complejidad, intensidad y extensión de la superestructura que permite y reproduce nuestra dominación. La misma que ha permitido a científicos de este calibre afirmar que los negros y las negras eran menos inteligentes a causa del tamaño de sus cráneos...
Cada día entiendo mejor las palabras de bell hooks. Exrectores, políticos, activistas, eclesiásticos y compañeros nos ofrecen una y otra vez parámetros y categorías de todo tipo: académicos, cotidianos, emocionales, discursivos, etc. que no nos valen para explicar cómo vemos el mundo y cómo nos sentimos nosotras. Así se van naturalizando los dispositivos -devices- de la dominación y obviamos que tras el machismo, el racismo y el clasismo no hay ninguna naturalidad, sino una dominación del ser humano por el ser humano que se alarga ya demasiados siglos.