«El último desafío» es una película de acción muy disfrutable y llena de atractivos. El de mayor alcance es el regreso de Schwarzenegger a los papeles protagónicos, tras sus breves apariciones como actor invitado en la franquicia de Sylvester Stallone «Los mercernarios». Le sigue la trascendencia del debut del coreano Kim Ji-woon en Hollywood, a donde llega precedido de su prestigiosa filmografía asiática. Y no menos importante resulta el entrañable reparto que ha reunido una producción con un ajustado presupuesto de treinta millones de dólares.

Aunque falta por ver la respuesta del público en taquilla, todo apunta a la recuperación del dinero invertido sin mayores problemas. Gobernator ha hecho muy bien en elegir un vehículo modesto para su retorno estelar a las pantallas, y ha tenido buen ojo con uno de esos guiones procedentes de la llamada «lista negra», compuesta por los títulos que la industria descarta anualmente a pesar de sus posibilidades para funcionar.

Pertenecía en concreto a la del 2009 y fue escrito originalmente por el primerizo Andrew Knauer, para después ser corregido por los profesionales George Nolfi («El ultimátum de Bourne») y Jeffrey Nachmanoff («El día de mañana»).

Y hay que darle un diez por confiar en la dirección del coreano Kim Ji-woon, todo un cinéfilo que recupera el aliento clásico de Howard Hawks en «Río Bravo» o de Sam Peckinpah en «La huida», con esa tendencia tan suya hacia los personajes estrafalarios ya expuesta en su soja-western «El bueno, el malo y el raro». En Occidente, tal tipología bizarra la ha encontrado en Luis Guzman, Johnny Knoxville, Harry Dean Stanton, Peter Stormare, Rodrigo Santoro, Genesis Rodríguez, Forest Whitaker y Eduardo Noriega. Y, como no, Schwarzenegger diciendo su frase de rigor, cuando a la vista de los efectos del tiroteo en el pueblo fronterizo le dice al forastero: «Welcome to Sommerton».