Siria se reserva el derecho a responder al ataque de la aviación israelí
Siria denunció ayer ante la ONU el ataque de Israel contra un centro militar en su territorio y se reservó el derecho a responder «por sorpresa». Israel sigue manteniendo silencio oficial, pero voces cercanas al Gobierno afirmaron que se trata de evitar el rearme de Hizbulah.
GARA |
El embajador de Siria en Líbano, Ali Abdel Karim, se encargó de lanzar la advertencia de que Siria se reserva el derecho de responder «por sorpresa» a la «agresión sionista», en referencia al ataque de la aviación israelí el pasado miércoles contra una instalación de investigación militar cercano a Damasco, la primera intervención de Israel contra el país árabe desde que se inició la revuelta contra el régimen de Bashar al Assad.
Además, el Ministerio sirio de Relaciones Exteriores protestó oficialmente ante la ONU «contra la violación por parte de Israel del acuerdo de 1974» que puso final a las hostilidades entre Israel y Siria, que oficialmente siguen estando en guerra.
El Ministerio destacó el derecho de Siria a defender su soberanía y pidió a Naciones Unidas que «tome las decisiones necesarias para hacer frente a esta grave violación israelí y asegurarse de que no vuelva a ocurrir». Además, denunció «el fracaso del Consejo de Seguridad para cumplir con su responsabilidad de prevenir este grave ataque israelí que plantea enormes riesgos para la estabilidad Medio Oriente y la seguridad mundial».
El Ministerio ruso de Asuntos Exteriores mostró su preocupación y señaló que «si esta información se confirma, eso significa que nos enfrentamos a ataques sin ningún pretexto sobre el territorio de un Estado soberano, lo que viola gravemente la Carta de la ONU y es inaceptable, cualquiera que sea el motivo».
El viceministro iraní de Asuntos Exteriores, Hossein Amir Abdolahian, advirtió también de «graves consecuencias para Tel Aviv».
Israel menciona a Hizbulah
Pero Israel siguió sin confirmar el ataque. Su habitual silencio en este tipo de operaciones fue matizado con declaraciones que apuntaban a un ataque sobre un convoy de armas que se dirigiría a Líbano.
«No hay comentarios», dijo el ministro de Finanzas israelí, Yuval Steinitz, pero según Tzahi Hanegbi, un diputado del Likud muy próximo a Benjamin Netanyahu, «Israel ni desmiente ni confirma estas actividades militares», pero «siempre ha dicho que si armas sofisticadas provenientes de Irán, Corea del Norte y Rusia cayeran en manos de Hizbulah, se traspasaría una línea roja». Ya en 2007 las autoridades israelíes rehusaron confirmar el ataque contra un supuesto reactor nuclear en construcción en Siria, que posteriormente reconocieron.
El general en la reserva Dan Harel, exjefe adjunto de estado mayor, también subrayó que Israel «no está dispuesto a aceptar que Hizbulah trastorne el equilibrio de fuerzas».
Estados Unidos advirtió a Siria en la misma línea que Israel. El consejero adjunto a la seguridad nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes, afirmó que «no hace falta que Siria desestabilice aún más la región transfiriendo armamento a Hizbulah».
El secretario general de la ONU, Bank Ki Moon, se mostró muy preocupado por el ataque y pidió a todas la partes que impidan la escalada de tensiones en la región», así como a «respetar estrictamente las leyes internacionales, sobre todo la soberanía y la integridad territorial de todos los países en la región».
La Liga Árabe, opuesta al régimen de Bashar al Assad, condenó «una violación flagrante de la soberanía de un Estado Árabe» y pidió a la comunidad internacional que haga a Israel asumir su responsabilidad.
Los ministros de Exteriores de la Unión Europea se mostraron ayer dispuestos a escuchar las solicitudes de apoyo material de la oposición siria y a revisar su embargo de armas para facilitar el suministro de ciertos equipos, aunque una mayoría de Estados miembros rechazan que se arme a los rebeldes.
Al menos 21 rebeldes y 26 soldados han muerto en las últimas 48 horas en combates por el control de un puesto del Ejército en la provincia de Idleb, junto a Turquía, según los grupos opositores, que dieron cuenta de más de 100 muertos ayer en todo el país. El sur de Damasco volvió a ser objeto de bombardeos.
La Coalición para las Fuerzas de la Revolución y la Oposición Siria aseguró ayer que no habrá diálogo para buscar una salida al conflicto sirio hasta que Bashar al Assad abandone el poder. De esta forma, ignoró las declaraciones de la víspera de su presidente, Ahmed Muaz al Khatib, de que estaría dispuesto a dialogar con representantes del régimen. En cualquier caso, la opinión de Khatib muestra el temor al alargamiento del conflicto ante la falta de mayores apoyos occidentales. Según varios analistas, Khatib muestra la decepción por la falta de apoyo tanto a la coalición como al ELS, con lo que cree que la única forma de parar el baño de sangre es negociar. Según estos análisis, Khatib es consciente de que Siria se está destruyendo, la guerra está bloqueada y constata que la comunidad internacional no cumple sus promesas. En este fugaz cambio de postura intervienen las presiones, sobre todo de Washington y París, que no están dispuestos a repartir armas sin poder controlar a los grupos islamistas, con un peso creciente en la rebelión. GARA
