Amparo LASHERAS | Periodista
Una filtración, ¿para qué?
Como gran parte de la gente me encuentro inmersa en las informaciones sobre el caso Bárcenas, que no es otra cosa que la corrupción a gran escala del PP y del Gobierno español. Esta mañana alguien afirmaba que después del caso Roldán, éste es el asunto de corrupción más grave en los treinta y cinco años de democracia. Con esta lectura se deduce que, en apenas cuatro décadas, PSOE y PP se han alternado en el gobierno del Estado y se han dedicado gran parte de esos años a crear un emporio particular de enriquecimiento propio, con sucursales menores en ayuntamientos donde la burbuja inmobiliaria, mientras duró, dio fortuna a más de un sinvergüenza travestido de político.
En el estallido del caso Roldán y también en el de Bárcenas, el diario «El Mundo» fue y ha sido el encargado de abrir las compuertas de un escándalo de dimensiones, todavía imprevisibles, al que se ha sumado el resto de medios, ahondando aún más en lo que es ya una corrupción estructural del sistema español neoliberal. Con Luis Roldán, enriquecido con los fondos reservados, destinados a financiar los asesinatos del GAL y la guerra sucia contra ETA, el diario de Pedro J tuvo un objetivo muy claro: hundir a los socialistas y ayudar a Aznar a ganar las elecciones del 96. En el caso Barcenas, ¿qué objetivo busca la filtración sobre sus cuentas suizas? ¿Ayudar al PSOE a volver a la Moncloa? seguro que no. ¿Cambiar el sistema? ¡Ni hablar! ¿Alentar la posibilidad de que Euskal Herria, Catalunya y otros pueblos abandonen España? ¡Ojala! ¿Una lucha interna para que la extrema derecha se haga con las riendas del PP? Si es así, la respuesta se vuelve tan negra como el bigote hitleriano de Aznar.