Barcina congela su acuerdo con Catalán para el reparto de poder en la cúpula de UPN
La reforma de los estatutos de UPN que permitiría un nuevo equilibrio de poder entre los sectores que lideran Yolanda Barcina y Alberto Catalán no está cerrada e, incluso, amenaza con dividir aún más al partido.GARA | IRUÑEA
Ya es sabido que a Yolanda Barcina no le tiembla la mano a la hora de romper pactos que ella misma ha suscrito dando golpes fulminantes. Así lo hizo cuando en junio del año pasado envió, si no con alevosía sí con nocturnidad, la comunicación de su cese como vicepresidente primero del Ejecutivo navarro a Roberto Jiménez, el secretario general del PSN, partido con el que apenas un año antes había formado un Gobierno de coalición.
Ahora, Barcina está envuelta en una batalla interna que está abriendo grietas en UPN. Tanto es así que la posibilidad de que Alberto Catalán le disputara la presidencia del partido en el congreso que se celebrará el 17 de marzo se fue consolidando como una opción real. No obstante, la presentación de una candidatura alternativa quedó frenada hace quince días, cuando ambos llegaron a un extraño pacto para repartirse las funciones de la dirección. Este acuerdo venía a indicar que, mientras Barcina siga al frente del Gobierno navarro, sería Catalán quien, de facto, se hiciera cargo de las riendas del partido.
Más que fruto del consenso, se entendió que este equilibrio vino forzado por un órdago lanzado por Barcina, quien habría amenazado con disolver el Gobierno y convocar elecciones si Catalán realmente daba el paso de presentar su candidatura para relevarla al frente de UPN.
Con el «Diario de Navarra» como notario, en los últimos días tanto una parte como la otra están dejando claro que ese acuerdo no les ha satisfecho y, en consecuencia, parece abocado a ser enterrado antes de que realmente hubiera germinado.
A última hora
Tras las acusaciones de deslealtad lanzadas directamente por Barcina contra Catalán en la reunión de la Ejecutiva del pasado lunes, ayer el mencionado rotativo se hacía eco de que la presidenta ha impedido que el contenido del acuerdo se traslade al proyecto de reforma de los estatutos, al rechazar los términos en los que lo había redactado Carlos García Adanero, secretario general del partido .
Esa negativa habría sido trasladada a García Adanero el viernes, el último día habilitado para incluir enmiendas en la ponencia sobre los estatutos antes de pasarla al conjunto de los afiliados para su debate.
Por tanto, el documento que llegará a las bases mantiene para la presidenta del partido las mismas atribuciones que tiene en estos momentos. Tras recoger las enmiendas que presenten los comités locales, solo el Consejo Político, que se reunirá a finales de este mes, puede reformar el texto antes de que se celebre el congreso.