Corrupción en la derecha española
Rajoy se parapeta tras una pantalla, niega todo pero deja muchas dudas
Tras dos semanas de mutismo, Mariano Rajoy rompió su silencio. Lo hizo en un discurso ante el Comité Ejecutivo del PP pero sin permitir preguntas. Negó todas las acusaciones y logró que su cúpula cierre filas. Califica de «apócrifos» los papeles aunque en su partido se reconoce que algunas anotaciones son ciertas. Mañana tendrá que explicarse frente a la prensa en una comparecencia junto a Angela Merkel.
Alberto PRADILLA | MADRID
Parapetado tras una pantalla y en una sede blindada por la Policía, Mariano Rajoy escenificó el cierre de filas del PP ante las denuncias de corrupción que señalan a su cúpula. «Nunca he recibido dinero negro ni lo he distribuido», zanjó el presidente español. Tras dos semanas de mutismo, pese a que diariamente se sucedían los escándalos, Rajoy habló por fin. Lo hizo en el Comité Ejecutivo extraordinario que reunió en Génova a los principales líderes de la derecha española. Sin preguntas, su discurso se limitó a negarlo todo. También dejó claro que no dimitirá. Ni él, ni otros estrechos colaboradores, como la ministra de Sanidad, Ana Mato, vinculada con supuestos pagos de la trama Gürtel. En el fondo, la posición del PP no ha variado desde que se publicaron los papeles que reflejaban la supuesta contabilidad opaca de su extesorero Luis Bárcenas: negar la veracidad de la documentación, adoptar una postura victimista y anunciar medidas de auditoría que, en el fondo, apenas arrojarán luz sobre sus cuentas.
La promesa de «máxima transparencia» quedó reducida ayer a un numeroso grupo de periodistas siguiendo una intervención televisada desde la abarrotada sala de prensa de Génova. Como ya se apuntaba desde el viernes, Rajoy no compareció ante los medios, sino que se limitó a dar un discurso frente a los suyos. En él, negó la mayor: la credibilidad de los papeles de Bárcenas (que calificó de «apócrifos», el cobro de sobresueldos o la vinculación con el PP de las cuentas en Suiza de su extesorero. El problema es que, tal y como reconoció posteriormente Alicia Sánchez Camacho, algunas de las anotaciones publicadas sí que corresponden con datos de la contabilidad del partido. Según fuentes del PP, al menos el préstamo realizado a Pío García Escudero en 2000 y subvenciones a «grupos del País Vasco», que podrían hacer referencia a Basta Ya, son reales. Frente a los que señalan que esto valida los papeles, la secretaria general del PP en Catalunya afirmó que, solo con ese dato, se desmonta la veracidad de lo publicado por Prisa.
Además de rechazar todas las imputaciones, Rajoy también propuso medidas para aplacar el enfado social. De este modo, prometió que la semana que viene haría pública su declaración de la renta y de bienes en la web de Moncloa. Una iniciativa que se hará extensible a los miembros de la dirección del partido. Sin embargo, esta declaración, al menos en el caso del presidente español, ya es accesible a través de la página del Congreso español.
Además de blindar su posición, Rajoy salió a la ofensiva. Y, como ya hicieron previamente su secretaria general, María Dolores de Cospedal, y la vicepresidenta, Soraya Sáez de Santamaría, alentó la teoría de la conspiración. «No sé cuáles son las intenciones, ni quién manipula los datos ni quién los filtra dosificadamente», aseguró. También quiso desafiar a las cientos de personas que, desde hace tres días, se manifiestan contra la corrupción en las inmediaciones de Génova. «Si alguien piensa que a este partido se le puede amedrentar con técnicas de agitación, también se equivoca. Y desde luego, quiero dejar muy claro que este partido se va a defender», alertó. Finalmente, intentó vincular las denuncias por corrupción con la estabilidad del Estado español, sumido en una grave crisis económica, alertando de que se busca generar «zozobra».
La defensa a la que aludía Rajoy podría venir en forma de querellas. Una iniciativa que ya se venía hablando en los últimos días y que ayer también se trató durante la reunión a puerta cerrada. Aunque, sin nombrarlo, algunos dirigentes del PP apuntaron a que Génova podría poner en marcha iniciativas legales contra su extesorero, Luis Bárcenas, que hasta hace dos semanas disfrutaba de despacho en la sede pero que ahora se ha convertido en su bestia negra.
El victimismo proyectado por Rajoy se extendió a toda su cúpula. Pocos hablaron pero según trascendió una vez que el encuentro había concluido, cerraron filas en torno al presidente español. «No podemos salir a la calle», dijo Esperanza Aguirre. Alberto Fabra, presidente del PP en el País Valencià, llegó a comparar la situación que se vive en Génova con la que ya tuvo que enfrentarse la formación en su territorio, donde buena parte de sus dirigentes están imputados por corrupción. Mención aparte tuvo el caso de la ministra de Sanidad, Ana Mato, quien insistió en desvincularse de los pagos de la trama Gürtel que investiga la Policía. Pese a todo, Rajoy ratificó su adhesión.
La decisión del presidente español de no enfrentarse a las preguntas de los periodistas solo pospone el momento en el que tendrá que hacerlo. Será mañana en Berlín, cuando comparecerá junto a Angela Merkel, después de un encuentro donde Madrid se juega mucho. Rescate y corrupción, los dos temas previsibles, supondrán una presión añadida. Todo ello teniendo en cuenta que, como resumió el eurodiputado Luis de Grandes, «esto no se ha acabado hoy».
Entre el mutismo generalizado, Iñaki Oyarzábal fue uno de los pocos dirigentes que habló con la prensa, asegurando que confía en que la investigación pueda «llegar hasta el final».
Rajoy trató de vender una imagen de PP atacado. Su posición se define en su último discurso, donde instó a mantener la «cabeza alta» y rechazó la opción de marcharse.
El PP recibió un total de 11,8 millones de euros en donaciones entre 1995 y el pasado año. De ellos, la gran mayoria, 8,4 millones, corresponden a aportaciones anónimas, que dejaron de llegar en 2007, cuando la nueva ley de financiación de los partido políticos prohibió esta práctica. Este es uno de los datos que se extrae del informe preliminar de las cuentas de Génova elaborado por su actual tesorera, Carmen Navarro. Tal y como estaba previsto, el documento sirvió para que el PP defienda la transparencia de sus números, así como de las retribuciones de sus altos cargos.
El documento, que ahora será cotejado por la empresa privada que se haga cargo de la auditoría externa anunciada hace dos semanas, insiste en la legalidad de las cuentas de Génova, afirma que su economía está «saneada» y rechaza cualquier sombra de duda, tanto en los ingresos como en los pagos.
Al proceso de auditoría se le sumará también la declaración jurada que presentarán sus dirigentes. En el documento, que fue repartido en el Comité Ejecutivo, los responsables del PP se comprometen a no haber recibido retribuciones ni ingresos de otro tipo en talones al portador o dinero en efectivo y que nunca se ha puesto «en duda» ni se ha cuestionado que todo el dinero que emplea el PP «tiene su origen en ingresos obtenidos de acuerdo con la legislación vigente». Por el momento ya ha sido firmado por Cospedal y otros altos cargos y está previsto que Mariano Rajoy lo haga en breve, según fuentes del PP. A.P.
Acceder ayer a la sede del PP en Génova era una odisea. La calle principal estaba cortada y solo se permitía el paso a los periodistas a través de una arteria secundaria. Ahí, dos controles consecutivos cerraban el paso a todo aquel que no fuese periodista. El blindaje de la calle Génova comienza a asemejarse al del Congreso español, permanentemente vallado desde hace más de seis meses. La proliferación de manifestaciones espontáneas contra la corrupción ha generado el nerviosismo en el ministerio del Interior.
Ayer por la mañana, mientras la plana mayor del PP debatía en su sede, decenas de personas intentaban que sus gritos de «ladrones» pudiesen escucharse en el cuartel general de la derecha española. Algo complicado, ya que el perímetro mantenía la protesta a muchos metros de distancia. Por la tarde, nuevamente, se desarrolló otra protesta. Se trata de la tercera jornada consecutiva con movilizaciones, tanto en Madrid como en otros puntos del Estado español. De hecho, un grupo de personas trató el viernes por la noche de instalar tiendas en la puerta del Sol, aunque fueron disueltos por los agentes. A. P.
Nadie, salvo el propio PP, considera suficientes las explicaciones ofrecidas por Mariano Rajoy. Tras dos semanas de mutismo absoluto por parte del presidente español, su discurso de ayer fue duramente criticado por las formaciones políticas del Estado español. Aunque, por el momento, esto no se traduce en iniciativas conjuntas. También es cierto que la mayoría absoluta del PP en el Congreso español invalidaría cualquier intento de tumbar al Ejecutivo.
Alfredo Pérez Rubalcaba, secretario general del PSOE, consideró que Rajoy se ha «enrocado» y que su futuro político está vinculado a Bárcenas. Ferraz reunió ayer por la tarde a sus cuadros y estaba previsto que hoy ofrezcan una declaración ante la «grave» situación provocada por las sospechas de corrupción.
Desde IU, su recién reelegido coordinador general, Cayo Lara, insistió en demandar un pleno monográfico y consideró que, en caso de que las acusaciones sean probadas, el Gobierno español debería dimitir y convocar elecciones anticipadas.
Otro político salpicado por sus propios casos de corrupción, Josep Antoni Duran i Lleida, calificó de «honesto» a Rajoy aunque insistió en que, por el momento, las explicaciones ofrecidas no resultan satisfactorias.
Finalmente, el PNV, a través de Joseba Egibar, consideró que la mejor aportación del PP debería ser «decir la verdad» aunque suponga su caída. A. P.