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Reacción con lastre

Los rojiblancos igualan su mejor racha de la temporada, pero siguen concediendo demasiado en defensa.

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GARA | BILBO

Este Athletic es otro, a nadie le cabe la menor duda. La imagen que vienen ofreciendo los rojiblancos en las últimas jornadas dista mucho de la que les costó la temprana eliminación en Copa y Europa, amén de prolongar sobre el césped la crisis extradeportiva que se venía cociendo prácticamente desde el final de la temporada pasada.

No es solo que el equipo bilbaino haya igualado su mejor racha de esta temporada -tres partidos consecutivos en positivo, aunque solo uno de ellos se haya saldado con victoria- es que las sensaciones invitan a pensar que el futuro es mucho más halagüeño que el pasado más reciente. Pero la reacción arrastra un lastre. Muy pesado. El de las concesiones en defensa que, jornada sí, jornada también -las excepciones se cuentan con los dedos de una mano-, convierten suaves pendientes en puertos de categoría especial.

Y es que incluso en su mejor momento del curso, que sin duda es este, el Athletic ha encajado tres goles en tres partidos. La mitad de la media que venía marcando hasta ahora, sí, pero un bagaje aún pobre. Y que exige un esfuerzo añadido a los rojiblancos para añadir puntos a su casillero. Sobre todo cuando, como sucedió en Valladolid o ante el Betis, las concesiones se pagan a las primeras de cambio.

Claro que incluso así hay motivos para el optimismo. Y es que hasta ahora, esa circunstancia resultaba fatal. En toda la primera vuelta, el equipo de Marcelo Bielsa solo había sido capaz de remontar un resultado adverso en una ocasión. Fue en Cornellá, donde llegó a caer por 2-0 y 3-2 para acabar empatando (3-3). También había remontado goles ante el Betis, pero cayó derrotado igualmente.

En solo tres jornadas de esta segunda vuelta ya ha duplicado esa cifra. Encajó ante el Betis nada más comenzar el choque y regresó con un punto. Y lo mismo sucedió el viernes en Zorrilla, donde el marcador se puso aún más cuesta arriba y los rojiblancos no solo neutralizaron esos dos goles de desventaja, sino que rozaron un triunfo del que solo les privó la falta de puntería y la ceguera arbitral.

Y su rendimiento defensivo, claro, porque no hacen falta tantos goles para ganar cuando uno es capaz de proteger su portería con cierta solvencia. Reconocía Marcelo Bielsa tras el encuentro frente al Valladolid que «nos faltó contundencia y cierto rigor defensivo porque las acciones de peligro de ellos no eran especialmente inevitables. Con mayor rigor defensivo, sobre todo al comienzo, lo habríamos salvado». El problema es que la historia se repite y lo más preocupante, que la solución se resiste. «Nosotros también nos preguntamos por qué los comienzos son de ese modo que se repite en ocasiones -admitió el argentino-, pero evidentemente las explicaciones que encontramos, no son suficientes para evitar que suceda».

Pese a lo cual, es inevitable esbozar una tímida sonrisa, aunque las concesiones defensivas escuezan y el punto sepa a poco. A fin de cuentas, el Athletic firmó en Zorrila «actuaciones individuales suficientes y en su mayoría buenas», según Bielsa, y colectivamente «bien, el equipo elaboró juego, creó situaciones, cedió pocos minutos... En líneas generales, atacamos bien y defendimos bien». Y esta vez no parece un caso aislado sino una confirmación.

 

 

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