Edurne Oliver: «Que vuelva la industria a Ezkerraldea»
Enkarterriak, Mehatzaldea y Ezkerraldea cuentan con 28.410 desempleados. Desde que comenzó la crisis económica, a partir de 2007, ha perdido ya más de 8.461 puestos de trabajo. Las expectativas no son positivas, porque este drama se arrastra desde el cierre de Altos Hornos. Edurne Oliver y Jorge Silva, ambos responsables de LAB en Ezkerraldea y Enkarterriak, piden «que vuelva la industria, que trae empleo».
Juanjo BASTERRA | BILBO
Edurne Oliver, responsable de LAB en Ezkerraldea, y Jorge Silva, representante de LAB en Enkarterriak, describen una situación difícil en materia de ocupación y desempleo para esa parte amplia de Bizkaia, que hace décadas fue motor de generación de riqueza y del resurgimiento de la lucha de la clase obrera. En este momento, la empresa Virtisú de Zalla se encuentra en el ojo del huracán, ya que los 105 trabajadores llevan desde octubre sin cobrar porque su propietario, la compañía alicantina Jofel, ha decidido no seguir con la empresa.
En 2006 cobró 15 millones de euros y obtuvo unas condiciones ventajosas por parte de Diputación de Bizkaia, que es dueña de los terrenos y de la maquinaria. Es un ejemplo claro de lo que ha ocurrido en esta amplia zona vizcaina: empresas que se van una vez que han explotado las ayudas oficiales que obtuvieron. Así, los trabajadores critican la postura de la Diputación de Bizkaia, «por no incidir de forma directa» y, en este caso, Jorge Silva apoya esas críticas y añade que «la Diputación, a pesar de ser dueña de maquinaria e instalaciones, se ha desentendido estos años, cuando debiera de haber velado por los intereses de los vizcainos».
Ezkerraldea, Enkarterriak y Mehatzaldea cuentan con una tasa de paro por encima del 20%. Los colectivos sociales y de parados han encendido la mecha de la desesperación en esa comarca porque ven que el futuro cada vez es más incierto para sus habitantes y advierten de que Lanbide «no está dando la solución adecuada a las necesidades de quienes no tenemos trabajo, pero queremos trabajar, y, en caso contrario, percibir la renta de garantía de ingresos para poder sobrevivir». Sin embargo, como se apreció la semana pasada, una ocupación pacífica de la oficina de Lanbide y una protesta a las puertas del centro motivaron multas económicas y citaciones judiciales. Los diversos colectivos sociales y de parados, junto a las centrales sindicales, entienden que estas sanciones buscan «amedrentar a quienes protestamos porque no nos dan más solución que el paro y la pobreza, mientras que a los bancos no les importa inyecta el dinero que sea necesario». Esta explicación la ofrecieron desde las asambleas de parados que se manifestaron este viernes en Sestao.
Edurne Oliver y Jorge Silva entienden que la desatención que sufre la población por parte del Gobierno de Gasteiz y la Diputación de Bizkaia es «absoluta» y, además, consideran que el nuevo plan de autoempleo que ha publicitado el Departamento foral de Promoción Económica «no es la solución para que estas comarcas recuperen la actividad económica. Se trata de marear la perdiz», dijeron.
Tampoco están de acuerdo en lo que están haciendo los ayuntamientos a los que piden una mayor implicación y apoyo en estos momentos, donde el desempleo y la caída de la ocupación «han encendido ya todas las alarmas rojas».
Paro y destrucción
«Estamos mal en esta amplia comarca de Ezkerraldea. Así ocurre desde el cierre de Altos Hornos (AHV). Tras ella, fueron cerrando otras grandes. La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), de carácter público, decidió cargarse la industria de esta zona, que fue el motor de la actividad económica», explica Edurne Oliver.
A cambio, las administraciones públicas permitieron la instalación de las grandes superficies comerciales que «crean empleo precario, sobre todo entre las mujeres, y tienen unos sueldos bajos, que no pasan los 700 euros».
Al cierre del año pasado, en Ezkerraldea había 25.448 personas en paro y en Enkarterriak, otras 2.961 personas más. En Sestao, supera el 25% de paro y en Barakaldo roza el 20%, por ejemplo, mientras que en Santurtzi y Ortuella superan el 21%, igual que en Balmaseda. El paro de larga duración en esta amplia comarca vizcaina afecta al 57,4% de los parados y desde el inicio de la crisis se ha multiplicado por cinco, por encima de la media de Hego Euskal Herria.
Desde 2007 a 2011, que son los últimos datos desglosados oficiales existentes, se han perdido 8.461 puestos de trabajo en la amplia zona de Ezkerraldea -incluye Enkarterriak y Mehatzaldea-, según el Censo del Mercado de Trabajo del Ejecutivo de Gasteiz. En este caso, en esos cuatro años se han destruido 16.765 puestos de trabajo de sectores diferentes al de Servicios, mientras que en éste se generaron 8.305 nuevos empleos.
A juicio de Edurne Oliver la solución a esta situación está puesta encima de la mesa desde hace tiempo, pero «aunque vemos que sus políticas neoliberales solo generan más paro y sufrimiento, no quieren aplicar las medidas alternativas que desde LAB hemos propuesto». Se refiere de forma directa al reparto de la riqueza y al reparto del trabajo, todo ello unido a «la vuelta de la industria a nuestras comarcas. Cuando hubo industria esta zona fue un motor de la actividad de Bizkaia», precisa la responsable sindical.
Reparto del empleo
Recuerda que es necesaria la implantación de las 35 horas, porque «la Administración pública con todos los recortes que está aplicando se ha cargado esa jornada laboral, que generó mucho empleo en las empresas más importantes que tenemos en la actualidad en la comarca como es el Hospital de Cruces y el Ayuntamiento de Barakaldo, que han decidido que reducen las sustituciones, con lo que el empleo se resentirá».
Edurne Oliver manifiesta con decisión que «tenemos que recuperar las políticas industriales propias, porque ni el actual ni el anterior Gobierno de Gasteiz plantearon este tema tan importante. Nos hemos quedado sin reposición de la industria y, a cambio, nos han metido el sector Servicios, que es más inestable y precario».
La responsable de LAB en Barakaldo indica que ante esta situación de desesperación, las administraciones públicas han optado por la vía del recorte. «Porque es insuficiente el presupuesto que manejan para atender a tanto parado y excluido», dijo Oliver. En este sentido, explica que la población «está despertando de esta pesadilla» y comienza a manifestarse y movilizarse frente «a esta situación que estamos sufriendo cada día con más crudeza».
Edurne Oliver considera imprescindible «un cambio de políticas, porque las que están aplicando no nos sirven. No nos sacan de esta situación dramática». En este sentido, también cree que las pymes tendrían que «obtener financiación para impulsar la actividad», pero admite que es una necesidad «que llegue, de nuevo, la industria a Ezkerraldea. Solo así, garantizaremos el futuro. Tenemos industria en el Puerto de Santurtzi o en Petronor, pero hay que repartir el empleo y la riqueza. Por ahí puede llegar la solución». Jorge Silva, por otro lado, sostiene que «Enkarterriak está abandonado por completo» y explica que «hemos pasado de aquel período que querían colonizarnos, porque querían llenar todo de viviendas, campos de golf, la autovía y con fallidos anuncios de creación de empleo, a la situación actual, donde estamos sufriendo la pérdida de ocupación», dijo.
Añade como la Diputación con el empresario Jabyer Fernández «nos dijo que crearía una empresa para fabricar viviendas modulares y daría empleo a mil trabajadores. Nada de nada», aseguró. El responsable de Enkarterriak añade otras operaciones especulativas con Reckitt Benkisser, que logró que le recalificaran el suelo para trasladarse a otra zona, pero cuando pasó, cerró la empresa dejando en la calle a cientos de trabajadores». También se impulsó algo parecido en Balmaseda con Fabio Murga, pero admite que «con la crisis del ladrillo» «quedó en segundo plano».
Sobre Enkarterri Group que pretende impulsar la zona «está claro que se trata de activar la I+D+i, pero va a tardar. Enkarterriak necesita decisiones de inversión ya, primero manteniendo las que están en peligro».
Desde el 2006 en Enkarterriak se han destruido más de un millar de puestos de trabajo. De ellos, en torno a 700 de forma directa, pero Jorge Silva advierte de que «se contabilizan los fijos de plantilla que se pierden, pero no los que son eventuales o los que unos meses antes del expediente han desaparecido».
En este caso, el representante de LAB pone el ejemplo que el mismo sufrió de Reckitt que «cuando cerró la empresa para largarse a otro sitio estábamos 190 trabajadores, pero un año antes éramos una plantilla de 330 trabajadores». Pasó con la empresa Mure, de Alonsotegi. A la calle se fueron 60, «pero un mes antes se fueron a casa 65 eventuales». Es decir, se perdieron 125 puestos de trabajo. Hay dos casos actuales, porque la empresa Mondi ha destruido 35 puestos fijos, «pero semanas antes echó a 30 eventuales, muchos de ellos procedentes de Reckitt, que llevan seis años dando vueltas sin haberse podido recolocar con una cierta garantía».
Ahora, la Espada de Damócles pende sobre Virtisú. Son 105 trabajadores. «Es necesario y urgente generar empleo para aquella zona de Enkarterriak, porque se van las empresas y los baserritarras y ganaderos, también, han sufrido los problemas de una política agraria en su contra». Jorge Silva entiende que es responsabilidad de Diputación y del PNV «activar esa zona es fundamental, porque nos estamos quedando sin nada: sin empresas, sin agricultura y ganadería». J. BASTERRA