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Cantos de cazuelas y bailes de inudes y artzainas animan a unirse al carnaval

«Qué belleza, qué paisaje contemplamos todos por doquier/ al gran pueblo donostiarra saludamos llenos de placer» cantan los caldereros de Hungría. Quien dice donostiarra dice beratarra, tolosarra, iruindarra...
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GARA | DONOSTIA

Tras Ituren, Zubieta, Lantz, Sunbilla, Arantza... El carnaval salpicará otros muchos rincones de Euskal Herria. La visita de los caldereros húngaros el sábado y el baile de inudes y artzainas ayer en Donostia anunciaron que no falta nada para sacar los disfraces del trastero.

Abría la comparsa de los caldereros el oso, uno de los animales característicos de la mitología del carnaval vasco que dicen que acompañaba a los zíngaros y que, salido del letargo invernal, representaba la llegada de la primavera. Detrás, caminaban dieciocho tribus o diferentes sociedades populares, 360 sartenes y martillos, la caballería, grupos de niñas y niños, un carro con yunque, la charanga Gauerdi y la calesa de la reina, interpretada por un hombre.

Este año, los 360 componentes de la comparsa de la capital guipuzcoana lucían un pin conmemorativo dedicado al bicentenario de la quema, destrucción y reconstrucción de la ciudad. Los carnavales de Donostia, que se celebrarán este fin de semana, volverán a 1813: habrá un mercado del siglo XIX, espectáculos en la calle y sokamuturra. Según explica Donostia Kultura, será el segundo hito de la programación de todo el año, elaborada a partir de las propuestas de la ciudadanía.

Volviendo al desfile de caldereros, donde se cantaron canciones con música de Raimundo Sarriegi y letra de Adolfo Comba y también la obra en euskara «Begi urdin bat» de Victoriano Iraola, además de en Donostia, de donde es originario, se celebró en otras ciudades y pueblos. Por ejemplo, en Bera -la primera población navarra que incorporó esta fiesta a su carnaval en 1990-, Iruñea -que empezó en 1993- y Lizarra -que comenzó en 1999, tomando como modelo a Tolosa-. Tal y como explica el autor Javier Hermoso de Mendoza en su web estella.com.es, Donostia y Tolosa son las localidades con más tradición «calderera» y tienen su música y letra específica. Iruñea, por el contrario, utiliza el vals nº13 del gaitero de Lizarra Julián Romano.

El muñeco al vuelo

Las calles de Donostia estuvieron animadas ayer al mediodía por los bailes y cantos de inudes y artzainas, que salieron en distintos barrios: Gros, Alde Zaharra, Amara y Antiguo. Organizada por Kresala, la comparsa de la Parte Vieja partió de Euskal Herria con 30 parejas de inudes y artzainas, 60 tamborreros y 50 personajes de la época -la primera comparsa salió en 1885, el siguiente año de los caldereros-: alcalde y mujer, obispo, cura, miqueletes, barquillero, limpia botas, panadera, pirulero, globero... En el pasacalles más popular, «Comparsa de las nodrizas», las inudes lanzaron su muñeco al vuelo mientras los artzainas daban un salto acompañado de un grito festivo.

Este fin de semana, Bera tomará el testigo de esta vistosa fiesta de inude eta artzainak, pero en este caso, los chicos se vestirán de nodrizas y las chicas, de pastores.

1884

Aunque tuvo antecedentes en los carnavales de la primera mitad del siglo XIX, la originaria comparsa de caldereros desfiló en Donostia en la mañana del sábado 2 de febrero de 1884, día de la Candelaria.

1885

El galanteo entre nodrizas y pastores que bajaban a la ciudad se remonta a 1885, justo un año después de los caldereros de Hungría. La danza de galanteo se llama «Kontradantza» y consiste en una vistosa coreografía.

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