Pompeya, la antigua ciudad italiana sepultada por las cenizas del volcán Vesubio en el año 79, volverá a recobrar su esplendor gracias a que se han iniciado las obras de restauración, después de haber recibido denuncias por su mal estado.

La polémica estalló a raíz del gran deterioro que sufrieron los restos arqueológicos tras las fuertes lluvias de 2010 y 2011, que provocaron derrumbes parciales como la caída de la Casa de los Gladiadores. Estos sucesos provocaron que el entonces ministro de Cultura Sandro Bondi dimitiera, por las críticas de la oposición que le acusaban de haber destinado fondos públicos insuficientes a la cultura en general, y a las excavaciones de Pompeya en particular.

El presupuesto de 105 millones de euros, de los cuales 41,8 millones proceden del fondo europeo de desarrollo regional (FEDER) lo destinarán, especialmente, en restaurar la Casa de los Dioscuros, donde construirán una cubierta para proteger los frescos, y el Criptopórtico, al cual le reforzarán el muro y le colocarán una pasarela.

Otro de los problemas de Pompeya han sido los robos y ataques de la Camorra, la mafia napolitana, acusada de tener intereses económicos en la zona arqueológica. Para evitar más daños se tomarán medidas para proteger el yacimiento del crimen organizado y se instalará un prefecto del Ministerio del Interior para supervisar la seguridad y los aspectos legales del proyecto hasta la culminación de las obras.

Un ejemplo a seguir

Retomando las obras del yacimiento arqueológico, patrimonio de la humanidad por la Unesco, Italia pretende mejorar su aspecto para atraer más visitantes. Actualmente, Pompeya recibe unos 2,3 millones de visitantes anuales, que podrían verse incrementados si la restauración es exitosa. La Comisión Europea prevé que para cuando las obras culminen (esperan que los trabajos finalicen para 2017) el yacimiento verá aumentado el número de visitantes en 300.000 personas anuales. Esto crearía, además de los puestos de trabajo que se han creado al reiniciar la restauración, tanto más actividades laborales como actividades comerciales.

La CE ve esta iniciativa con buenos ojos y cree que es un ejemplo a seguir en toda Italia, ya que el estado de conservación de otros importantes monumentos como el Coliseo -se han producido desprendimientos de su fachada- está en entredicho.