Una cadena de atentados contra la comunidad chií de Irak causó ayer al menos 33 muertos. Los atentados se han multiplicado durante los últimos días dejando más de cien muertos en una semana, a la vez que se aproximan las fechas del aniversario de la invasión de Irak por las tropas estadounidenses en marzo de 2003.

En Kazimiya, un barrio al norte de Bagdad de mayoría chií, explotaron dos coches bomba en un intervalo de pocos minutos, cerca de un mercado de pájaros, provocando al menos 17 muertos y 45 heridos. Los coches estallaron en un aparcamiento junto al mercado y la detonación destruyó diez vehículos. Charcos de sangre, vidrios y pedazos de metal quedaron esparcidos por el suelo. Situado a orillas del Tigris Kazimiya alberga una mezquita chií que contiene las tumbas de dos imanes venerados por esta rama del Islam.

En la provincia de mayoría chií de Babilonia, dos coches bomba explotaron en la ciudad de Shomali, matando a 14 personas e hiriendo a otras 49. Por último, cerca de la ciudad de Kerbala, otro atentado con coche bomba mató a dos personas.

Ayer miles de suníes salieron de nuevo a la calle en Mosul, Samarra o Ramadi en otar jornada de movilización contra al-Maliki, al que compararon con el presidente sirio, Bashar al-Assad, y exigieron «la caída del régimen».

Lo suníes acusan a Maliki de acaparar el poder, denuncian su marginación en la vida política del país y exigen la liberación de presos y la derogación de las «leyes antiterroristas».