Donostia retrocede en el tiempo con el novedoso mercado de 1813
Aprovechando el Carnaval y el bicentenario de la reconstrucción de la ciudad, la zona de la Bretxa será también hoy un mercado ambientado en la época. Amplia variedad de productos poco «light» pero muy apetitosos.Oihane LARRETXEA | DONOSTIA
La maquina del tiempo llevó ayer a Donostia dos siglos atrás, hasta el 1813, año en el que las tropas inglesas y portuguesas asaltaron la ciudad, arrasando con todo. A lo largo de este 2013 se conmemorará, con distintas actividades, la reconstrucción de la capital tras su quema, al quedar totalmente destruida. Aprovechando, por un lado, este aniversario, y por otro, la celebración del Carnaval, la plaza Sarriegi, la zona del mercado de la Bretxa y las calles San Juan y San Vicente fueron el escenario a cielo abierto en el que se instaló un mercado ambientado en aquella época. Hoy será su segunda jornada.
Es en este tipo de mercados cuando se comprueba que la variedad de un mismo producto se multiplica de manera insospechada. Salchichón con higo, con roquefort, con arándanos, al ajo, a la ceniza... y qué decir de los hermosos chorizos de aspecto irresistible. «Delicias leonesas» les llamaban en un puesto. A juzgar por el aroma así debían serlo. Una mujer no dudó en llevarse unos cuantos. «Y nada de meterlos en la nevera, aguantan un año perfectamente, ¡pero que no duren tanto en comerlos!», decía la dependienta.
También el pan, ese producto tan básico y cotidiano, puede resultar especialmente atractivo en una cita de estas características. Si no había sesenta personas aguardando la cola en un puesto que los horneaba al momento, no había ninguna.
Más allá del pan, de los embutidos o de los quesos, también arrasaron los dulces, como las gominolas elaboradas con pulpa de fruta natural. De todas maneras, lo más innovador, y esto sí que devolvía a cualquiera de golpe al siglo XXI, era el té elaborado a base de champán y fresas.
El mercado del siglo XIX estuvo animado por música y por un pequeño desfile en el que participaron la diosa Momo con su séquito, la delegada de Cultura, Nerea Txapartegi, y el alcalde, Juan Karlos Izagirre.