Cuatreros del XXI
Iñaki LEKUONA
Periodista
Con la polvareda que han levantado al sur del Bidasoa presuntas las trazas de carne equina en unas hamburguesas, casi nadie ha reparado en que, en esta otra otra orilla, a una marca como Findus la están haciendo picadillo por unas lasañas elaboradas con una rara especie de bovino sin cuernos que en lugar de mugir relincha. Lo curioso de este fraude es que la empresa que suministra de chicha a la multinacional es Spanghero, una empresa de cárnicas del hexágono que a su vez es filial de la cooperativa productivista Lur-Berri, dirigidas ambas por Barthélémy Aguerre, electo por el MoDem en la cámara de Pau y suplente del diputado centrista Jean Lassalle.
Al parecer, la carne de caballo fue importada de Rumania y etiquetada como buey francés, en un ejemplo más de que el cuatrerismo del XIX persiste en el XXI, un siglo que se recordará per saecula saeculorum por el fraude masivo del mundo financiero que destripa los derechos y libertades de los ciudadanos, por las corruptelas políticas que deshuesan en mayor o menor medida el espinazo de las democracias occidentales, sin olvidar, claro está, ocupaciones militares cocidas en filantropía o invasiones comerciales sazonadas de humanidad.
Mucho polvo trae mucho barro. Y en estas andamos cuando otros galopan. Y aunque no sea una panacea, ahí está el discurso de ELB, sindicato agrario que acaba de arrasar en las elecciones de Ipar Euskal Herria con un mensaje sin edulcorantes: produzcamos local, consumamos local y construyamos nuestras propias instituciones para que seamos nosotros quienes las gobernemos y no una multinacional, un banco o cualquiera de sus representantes políticos, cuatreros del XXI.