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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Perfecta, tormenta perfecta en Gasteiz

Con un tiempo de perros, jarreando a chorros y un frío que pela en la calle, la tor- menta no tardó en penetrar los muros del pabellón Buesa Arena de Gasteiz. Y con la pitada al rey y al himno de España, y al ministro de Educación Wert, rozó la perfección, la monumentalidad. La protesta adquirió tal magnitud que la prensa del infraebro no pudo minimizarla.

Servidora, tras haber leído las crónicas de la final de Copa de baloncesto, no puede ocultar su satisfacción por la lección de coraje e imaginación que dio una abrumadora mayoría de los espectadores. Los seguidores del Baskonia y del Barça llevaron la batuta de una obra coral en la que no estuvo exenta el humor de estas fechas carnavaleras. Oír a miles de gargantas, y no solo de vascos o de catalanes, cantar con guasa la canción de «un elefante se balanceaba», a escasos metros del monarca, fue prueba de un sabio humor popular, que a una le hizo troncharse de risa.

Pueden ustedes imaginarse la retahíla de improperios y de amenazas de sanción que hoy inundan la prensa. Un déjà vu para quienes conocen los antecedentes. Sin embargo, servidora quiere detenerse en la maliciosa interpretación que hizo «El Mundo».

Titulaba su crónica el enviado especial a Gasteiz de la siguiente manera: «Pitadas para el Rey, Wert y los «niños» del Madrid...». Resulta que los niños de 13 años del Real Madrid que ganaron la Minicopa recibieron el trofeo de manos del ministro Wert, el mismo que quiere «españolizar» a los niños catalanes e imponer su reforma educativa inspirada en la vieja Formación del Espíritu Nacional franquista. Y digo yo si no había ninguna estrella del baloncesto -que seguro que les haría mayor ilusión a los niños- para dar el premio que sacar a pasear a la cancha al personaje de marras.

Una está segura de que los pitos no fueron para los niños -que seguro no pasarían un buen trago-, sino contra la provocación de ver, a quién y a Wert, cuándo y después de todo lo que ha dicho.

¿O es que acaso creían que con todo lo que está cayendo el público de Gasteiz se pondría en pie y con el espinazo doblado rendiría pleitesía?

A mí me da que no entienden y que no quieren entender.

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