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Raimundo Fitero

Otro GH

 

Podríamos considerar que GH ha entrado definitivamente en su etapa post experiencia sociológica, y es que se ha quedado en un simple espectáculo televisivo que va de los retazos de convivencia atrapados al instante, metidos en el laboratorio de la elección y montaje de escenas precisas para crear ambiente, a la guionización de las situaciones y de convertir a las personas concursantes en personajes del reality. Unos personajes que se van a ir comportando de manera dirigida, pero explotando sus características físicas, síquicas y emocionales por las que han sido seleccionadas.

Telecinco anda un poco nerviosa y colocó el programa de presentación del GH14 en lunes, con el fin de neutralizar el éxito que en Antena 3 está teniendo «Tu cara me suena». Perdió. El programa en el que famosos se disfrazan e imitan a cantantes es un espectáculo de esos que gustan porque se ve a gente conocida por otros menesteres, esforzándose, entrenando, transformándose y en muchas ocasiones alcanzando unos niveles verdaderamente asombrosos. Es una fórmula de éxito, que conduce de manera divertida Manel Fuentes y que cuenta con una serie de jurados que le dotan de entidad. Se cerró una etapa, ganó Roko, pero es una fórmula que se repetirá en cuanto descanse un poco el equipo de producción y creación, ya que requiere un esfuerzo grande.

Lo de GH-14 entró perdiendo y lo hizo con una entrega muy deslavazada, muy falta de ritmo, en donde se prometía más de lo que se ofrecía y en el que fueron apareciendo los concursantes en situaciones paradójicas de supuesto riesgo. Sí, se busca el espectáculo total, pero no se logra, y eso es malo. De los participantes, se nota una selección más de clase media, ni un parado, todos con algo por detrás que se nos queda flotando, en la sospecha. La cuota-parte vasca es Argi, de Bilbo, nada menos, que falló en su interpretación de entrada sorpresa, ya que su redactora se lo cantó inmediatamente y ella estaba ya dispuesta a bajar en una cesta de esas de limpiacristales de edificios singulares. Por lo visto, en sus minutos de gloria puede convertirse en la concursante de las catorce ediciones que más y más rápido hable.