Aplausos para el Gobierno español y sus recortes. Ese fue el mensaje que vino a lanzar Mario Draghi, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), en su comparecencia a puerta cerrada ante el Congreso español. La llegada del representante de la Troika europea vino acompañada por el apagón mediático. Siguiendo las supuestas indicaciones pactadas con el banquero italiano, la Cámara Baja trató de imponer la mordaza mediante inhibidores para que los diputados no emitiesen su intervención y una súbita desaparición de la red de wifi. Todo un despliegue que quedó en evidencia cuando ICV logró colgar el vídeo. Posteriormente, hasta el propio BCE hizo público el discurso de su presidente a través de su página web, después de que Draghi asegurase no tener «problemas» para que su comparecencia fuese en abierto. Esto dejó en evidencia la actitud del Congreso, que fue quien puso en marcha las medidas para obstruir las comunicaciones.

«Se ha hecho mucho, se ha avanzado en la reestructuración del sistema bancario y se ha puesto en marcha la regulación sistema laboral que ha mejorado la flexibilidad», afirmó Draghi en una rueda de prensa posterior en la que tildó de «significativo» un proceso que ha disparado el número de desempleados en el Estado español hasta los seis millones. Pese a las consecuencias sociales del programa desarrollado por el PP, el banquero italiano aseguró que la economía del Estado español mejorará «modesta» y «lentamente» durante el segundo semestre de este año.

Sin efectos en los ciudadanos

«Las actuaciones del BCE han impedido que a finales de 2011 y principios 2012 hubiera una crisis de financiación», indicó en referencia al rescate bancario. Habló mucho de saneamiento macroeconómico pero asumió que los ciudadanos seguirán pagando sus consecuencias y que no perciben efectos positivos. Incluso sus condiciones podrían ir a peor, ya que insistió en su receta de bajada de sueldos.

Estos planes vendrán acompañados de más recortes. Ante la prensa, afirmó que «ningún país de la zona euro ha terminado su trabajo» en ámbitos como la competitividad o la legislación laboral. Además, auguró la necesidad de más tijeretazos e incrementos de impuestos. «La zona euro está experimentando un importante ajuste» en el marco de un «proceso necesario, aunque especialmente doloroso y prolongado en las áreas donde anteriormente había desajustes de las políticas», dijo.