Paso necesario que consolida la igualdad
Tras más de ciento diez horas de debate y cinco mil enmiendas examinadas, la Asamblea Nacional francesa votó ayer en primera lectura en favor del «matrimonio para todos», que hace referencia al matrimonio entre parejas del mismo sexo. El proyecto deberá pasar aun las reválidas del Senado y del Consejo Constitucional, en un proceso en el que la derecha, en su expresión más vulgar, promete dar batalla, atizar las pasiones y las reacciones hostiles en la calle. Los sectores que anunciaban el fin de la familia y de la sociedad con discursos moralistas y queriendo imponer manuales de buena conducta siguen movilizados y cuentan con resortes. Pero salvo sorpresa mayúscula, el Estado francés se convertirá en el octavo Estado europeo en autorizar los matrimonios homosexuales y la igualdad de todas las parejas.
Esta decisión va en la lógica de los tiempos, en sintonía con la evolución de las costumbres y las mentalidades, de los cambios en la concepción del amor, la pareja, la paternidad y la familia, en las convicciones filosóficas o morales. En ese sentido, es un paso necesario que consolida la igualdad de beneficios y protección de todas las personas casadas, un avance en la lucha contra la injusticia, la discriminación y el hostigamiento que históricamente han padecido los homosexuales, una contribución progresista en la profundización de una cultura del respeto y la tolerancia hacia la diversidad sexual.
Las futuras generaciones, también en el Estado francés, mirarán un día atrás y se preguntarán, incrédulas, cómo pudieron ser ilegales los matrimonios gay, un absurdo tan grande como lo fueron la prohibición de los matrimonios interraciales o el voto de las mujeres. Pero mientras la ignorancia y la intolerancia sean todavía parte de la sociedad, mientras los argumentos religiosos irracionales sigan bajando del púlpito a la esfera pública, decisiones como esta serán un paso más, una batalla ganada de una larga lucha, para hacer efectiva la igualdad y la libertad de toda la ciudadanía.