El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, preparó una intervención centrada en la llamda a impulsar la recuperación económica, además de la retirada de Afganistán el control de armas y la inmigración, durante el discurso sobre el estado de la Unión, frente a un Congreso en parte hostil, con más de 500 representantes y senadores, ministros, magistrados y otros cargos institucionales. Pero la prueba nuclear norcoreana inclinó el peso de sus palabras hacia la reducción del arsenal nuclear en el mundo.

Obama preveía anunciar su objetivo de repatriar en los próximos 12 meses la mitad de los 66.000 soldados aún desplazados en Afganistán, más o menos la cantidad que encontró cuando llegó al poder en enero de 2009.

Si el plan se desarrolla según lo previsto, quedarán 32.000 militares en el país a diez meses del fin de 2014, fecha prevista para la retirada de las fuerzas ocupantes de la OTAN.

Inversiones en infraestructuras, formación, energías «verdes»y reequilibrio fiscal son los ejes de su intervención económica, frente a los republicanos mayoritarios en la Cámara de Representantes, que defienden un control del déficit y rechazan aumentar el gasto público y aumentar impuestos.