Raimundo Fitero
PAH
Se ha admitido a trámite en el congreso de los diputados de Madrid una ILP presentada por PAH, que se aprobó con el cambio de voto en el último segundo del PP. Qué manera de lucir siglas. Se trata de una Iniciativa Legislativa Popular avalada por cerca de un millón y medio de firmas contrastadas que presentó la Plataforma de Afectados por las Hipotecas, que entre otras muchas iniciativas cargadas de lógica proponen la dación en pago retrospectiva. El hito es que se haya sumado el partido de la mayoría absoluta más tremenda, en un día en el que empezó un vía crucis hacia atrás, rectificando posturas y buscando una tregua en uno de sus miles de frentes.
Esta plataforma ha lanzado a los medios a una mujer luchadora, Ada Colau, que tuvo una de esas intervenciones que despiertan conciencias adormiladas de muchos ciudadanos entretenidos en otros asuntos, al llamar con voz entrecortada en una comisión parlamentaria, criminal a un representante de la banca que negaba la posibilidad de la dación en pago. Estuvo en la sesión de la aprobación a trámite y la sacaron a empujones porque ahora lo que hay que preservar es el contenido de esa iniciativa y no que la desvirtúen los dos partidos del pesebre que se pelean por ponerse al frente de la misma sin ninguna legitimidad
Stop Desahucios ha cuajado en la sociedad. Es algo que concierne a casi todos, que cada vez más se amplía esa nefasta influencia y que para colmo, justo en estos días los casos de suicidios de personas agobiados por la ejecución judicial de sus desahucios, de la pérdida de todo cuanto han luchado a lo largo d e su vida trabajadora, convierten las palabras de Ada Colau en más certeras: criminales. Existe una actitud lesiva contra los afectados por parte de banqueros, políticos, jueves y policías. Estos dos últimos cumplen con la ley que escriben los segundos para beneficio solamente de los primeros. La situación está muy madura para que se reproduzcan muestras de desprecio público a la clase política. Hay un sentimiento legítimo de euforia con ese rotundo ¡Sí se puede!, que significa que la lucha es necesaria para pararles los pies. Sí, se puede, pero poco. De momento.