Rechazo mayoritario en el Parlamento a un gobierno de tecnócratas en Túnez
GARA | TÚNEZ
El partido islamista Ennahda y otras tres formaciones insisten en defender la formación de un gobierno de coalición con personalidades políticas e independientes y rechazan la pretensión del primer ministro, el islamista Hamadi Jebali, de forman un ejecutivo tecnócrata para superar la crisis agudizada tras la muerte en atentado la pasada semana del opositor de izquierda Chukri Belaid.
Ennahda cuenta con el apoyo del CPR, del presidente tunecino, Moncef Marzouki, del movimiento Wafa y del bloque parlamentario Libertad y Dignidad (islamistas independientes). Juntos suman 125 de los 217 escaños en el Parlamento.
El primer ministro insiste en su apuesta y espera contar con diputados de Ennahda favorables a su iniciativa. El jefe del grupo parlamentario del partido islamista, Shabi Attig, aseguró que Jebali contaría con el apoyo de no más de tres diputados de la formación. Quienes han acogido con entusiasmo su propuesta han sido los partidos de derecha (herederos del antiguo régimen) y de centro. La izquierda mantiene una posición titubeante sobre el tema.
A quién benefició
Es el caso del Partido Republicano, cuyo portavoz en el Parlamento, Iyad Dahmani, reiteró ayer que la decisión de Jebali «es la prueba del fracaso» del Gobierno e insistió en que «la bala que mató a Chukri Belaid estaba caergada con las palabras airadas de los islamistas, que incitaron desde las mezquitas a matarlo». En medio del debate en la Asamblea Nacional Constituyente, el portavoz islamista constató que «el asesinato de Chukri Belaid ha sido un golpe para Ennahda, para el Gobierno y para el país (...) Hubo dos desastres aquel día, ese asesinato y la decisión de Jebali», insistió.
El panárabe y laico presidente tunecino, Moncef Marzouki, señala, en entrevista publicada ayer por el diario francés «Le Figaro», que Túnez habría «absorbido el shock» de la muerte en atentado de Belaid. «Hemos pasado esta prueba sin excesivos daños, no ha habido un sólo muerto ni herido. El país está en su conjunto en calma.
Marzouki, líder del CPR ( centro-izquierda laica y panárabe), alerta sobre el uso a su juicio excesivo del término islamista para definir a sus socios mayoritarios de gobierno de Ennahda. «Si tengo prevención sobre Ennahda no es porque sea un partido islamista sino porque es un partido conservador», señala, para recordar que «forman parte del paisaje político. Se presentaron en elecciones ante el pueblo y fueron elegidos», añadió, en referencia al 40% de votos que cosecharon en 2011.
Así las cosas, el primer ministro islamista díscolo contaría, además de con un puñado de diputados de Ennahda, con el apoyo del tercer socio de gobierno, los socialdemócratas de Ettakatol, con parte de la oposición laica y con el mayor sindicato del país, la Unión General del Trabajo de Túnez (UGTT), además de con el apoyo de la patronal, que no oculta su ansia por la formación de un ejecutivo de llamados «tecnócratas».
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