Durante la temporada, Fotis Katsikaris ha tenido en bastantes momentos cierta demanda para que aprovechase mejor sus recursos. Es obvio que el técnico heleno confía la suerte de su equipo en jugadores como Mumbrú, Hervelle, Hamilton o Vasileiadis, mientras que hombres como Moerman o Pilepic son instrumentos de una importancia secundaria, y que a veces han sido infrautilizados.

Pero ayer el preparador de los hombres de negro supo tirar de su «plan b», y la cosa resultó. La lesión de Axel Hervelle, afectado en un tobillo, y sobre todo la inminente «final» de la Eurocup ante el VEF Riga obligaron al entrenador bilbaino a variar su planteamiento ante el Joventut, y la apuesta le salió muy bien. Aunque sufriendo hasta última hora, Uxue Bilbao Basket sumó una importante victoria en el Palau Olímpic.

Por ejemplo, Moerman aprovechó muy bien los minutos como ala-pívot titular -se alternó con Mumbrú en esa posición-. Sus cuatro triples y su presencia bajo el aro no solo lo convirtieron en el jugador más valorado entre los vizcainos, sino que supuso un mensaje claro para su técnico de cara al futuro.

Asimismo, a Hamilton le vino bien el partir desde el banquillo. Curiosamente, Rakovic vio frenada la progresión que llevaba los últimos partidos, mientras que Hamilton ofreció una imagen más sólida que las habituales rachas de los recientes duelos. Nikos Zisis también dio un paso adelante, algo que notó para bien el cuadro bilbaino, que a partir del segundo cuarto dominó el marcador, con Zisis erigido como director, mientras que un Raül López lastrado por las faltas -acabaría eliminado-, solo podía aportar a cuentagotas. Pilepic, anotando un par de importantes canastas, como un triple al filo del descanso, Roger Grimau, muy poco utilizado en los últimos tiempos, y hasta Mamadou Samb, que aprovechó bien sus cinco minutos en la cancha cuando Hamilton y Rakovic se cargaron de faltas, también pusieron su granito de arena para que los hombres de negro sacaran adelante a base de constancia un partido gris.

Irregularidad badalonesa

Porque si Uxue Bilbao Basket fue la constancia, el Joventut hizo gala de una irregularidad desesperante. Sin ir más lejos, Corey Fisher alternaba acciones espectaculares -logró dos canastas más falta en el primer y último cuartos de auténtica fantasía- con una dirección discutible -Oliver lo superó en ese apartado-. Y aunque un último arreón de la Penya llegó a situar a los de Salva Maldonado 68-73, con dos triples de Fisher y Oliver que hubieran puesto el partido en un puño, al final esa irregularidad verdinegra les acabó por pasar factura.

Aparte de la irregularidad, hubo desacierto. Los locales lanzaron hasta 30 triples, anotando solo 5. Pero es que su primer acierto, obra de Gaffney, llegó en el intento 18. El propio Gaffney, junto con Ehambe, desesperó a sus compañeros y aficionados lanzando triples que, con suerte, tocaban el aro. Obviamente, Bilbao Basket aprovechaba ese regalo y lograba ventajas que rondaban la decena, aunque luego llegara la reacción local, fruto del rebote o la presión en defensa, para arrimarse, pero sin llegar a empatar.

Tras el 33-38 del descanso, Bilbao Basket amenazó con romper el partido, con Mumbrú martilleando a su exequipo. Pero Fisher, Gaffney y un renacido Trías lo impedían. Aunque los arranques de la Penya no podían con la solvencia vizcaina, que logró su victoria 150 en la ACB.