Tras casi cinco años en prisión en el Estado español, a medianoche del sábado regresaban a Iruñea Mikel Olza y Ugaitz Astiz. Ambos fueron recibidos por familiares, vecinos y amigos en sus respectivos barrios: Donibane en el caso de Olza y la Txantrea en el de Astiz.

La liberación se produjo el sábado, cuando ambos fueron sacados de prisión, metidos en un avión y enviados directamente a Barajas (Madrid), donde pudieron reunirse con sus allegados. Olza, que cumplió esta última parte del encarcelamiento en Fresnes, llegó a Madrid en torno a las 13.00, mientras que Astiz, procedente de Fleury, lo hizo unas cuatro horas después.

A mediodía de ayer era Ailande Hernaez quien llegaba a Gasteiz tras haber pasado tres años preso. Salió de la prisión de Topas (Salamanca).

Sin embargo, en esta ocasión el primer ongi etorri previsto en un bar de la calle Cuchillería se vio obstaculizado por la Ertzaintza, que acudió y desplegó un fuerte dispositivo, además de entrar al local, requisar fotos de presos e identificar a cuatro personas. Los agentes actuaron encapuchados.

Preguntas a Urkullu

La izquierda abertzale recriminó a la Ertzaintza esta «nueva persecución contra los presos y presas políticas. Que familiares y amigos no puedan recibir a un expreso es un claro déficit democrático. Pero además, pone en evidencia la escasa voluntad del PNV por avanzar hacia una resolución democrática del conflicto en el nuevo escenario».

La nota de la izquierda abertzale de Araba pregunta a Iñigo Urkullu si esta es su «policía civil» y si este es su «trabajo discreto pero eficaz».