Bilbao Basket caminó por el lado salvaje durante muchos minutos, pero supo reconducir su partido contra un Vef Riga que acabó desquiciado. Un enorme Raül López y un arbitraje «de amigo» fueron esenciales para conseguir un triunfo agónico.

Jugaron mal los hombres de negro. A pesar de disponer del equipo al completo, con Hervelle de titular, Bilbao Basket compareció al parqué atascado ante un VEF Riga en el que Rowland dirigía, mientras que Berzins -alterado- y Daniels anotaban.

Con 10-17, Fotis Katsikaris pidió tiempo muerto, ya que veía que los suyos solo mantenían el tipo a base de tiros libres. Pero el parón y las rotaciones no le hicieron ningún bien al cuadro vizcaino, ya que el cuarta acabaría con un peligroso 13-22, y el segundo cuarto empezaba aún peor: mate de Rowland a la contra y triple de Zavackas para establecer el 13-27, que fue el punto más bajo de los locales.

Había que meterle temperatura al partido, y el público se encargó de ello, espoleado por un triple de Mumbrú, preludio de un parcial de 7-0 con la mejora defensiva local y la permisividad arbitral con los contactos.

Ahí apareció Raül López. Asumió el mando de Bilbao Basket a base de intensidad defensiva, hasta el punto de darse una fuerte costalada para convertir un robo suyo en asistencia para Grimau. También Moerman dio buenos minutos de intensidad, aderezado con unos valiosos puntos, aunque fuera un «dos más uno» de Mumbrú al poste bajo el que daba la primera ventaja a los hombres de negro, 37-35, que acabaría 37-36 tras una jugada curiosa: un triple de campo a campo de Berzins a 5 segundos para el descanso.

El parqué empezaba a estar calentito tras el receso, con Kavaliauskas agrediendo a Mumbrú -debió ser descalificado- y la defensa local manteniendo una exigua renta a base de contactos muy poco disimulados. Cuando Raül López se fue a descansar, el Riga volvió a situarse por encima y a sentirse más seguro, llegando al último período 51-53 para los entrenados por Ramunas Butautas.

La calma brillaba por su ausencia entre los bilbainos, que se veían 53-58, después de un triple de Janicenoks. Tiempo muerto de Katsikaris, que volvía a sacar a Raül López junto a Zisis. Eso, o la ruina ante un Riga que se resistía a caer. Mumbrú empató a 60 con un triple al borde del infarto, pero un Berzins malencarado sacaba el «dos más uno» a Rakovic. Cuatro puntos de Raül López, con una técnica en medio a Berzins daban la vuelta al marcador, y una asistencia suya a Mumbrú subía el 66-63. Tras dos tiros libres de Kavaliauskas, Hamilton arregló con canasta un pésimo ataque, preludio de un final indigno de estos dos equipos, presa de los nervios. Un triple de Zisis, a pase de Raül, y dos tiros de Moerman rubricaron la victoria.