Tras una intensa pelea por su legalización y después de meses de debate sobre sus principios, línea política y organización, Sortu está a punto de hacerse realidad. Nacerá mañana en Iruñea, con el congreso constituyente que reunirá a 400 representantes por la mañana y el acto de masas convocado por la tarde en el Anaitasuna (17.30).

En la víspera, uno de los portavoces del proceso -y también candidato a ejercer esa labor en el nuevo partido en el organigrama que se desvelará mañana- valoró su desarrollo. Pernando Barrena destacó a la agencia Efe que ha supuesto una «reválida» del giro estratégico que se plasmó hace ya tres años en ``Zutik Euskal Herria».

Barrena recordó que en aquel momento sí hubo posiciones diferentes en el seno de la izquierda abertzale y que «no fue un viraje fácil». Por eso afirmó que ahora ha supuesto «una gran satisfacción ver que esa línea no ha sido enmendada ni cuestionada por la militancia».

Tres actos desde hoy

En cuanto al nuevo partido, Barrena adelantó que tratará de «actualizar» la «herencia» de los movimientos «independentistas y de izquierdas». También confirmó que ratificará el liderazgo de Arnaldo Otegi al dejar vacante un cargo: «Hemos percibido que nuestra militancia ve a Arnaldo Otegi como un secretario general nato del partido».

Los actos de constitución de Sortu comenzarán en realidad esta tarde con una conferencia internacional que reunirá a representantes de cuatro conflictos que buscan solución en diferentes puntos del planeta: Colombia, Palestina, Sáhara y Kurdistán.

Ya mañana, el congreso se abrirá con los correspondientes saludos y un balance de este proceso. Tras cerrarse las puertas a la prensa para concluir el debate con la votación de las distintas ponencias, se abrirán de nuevo pasado el mediodía para dar a conocer las resoluciones y las personas que forman la primera dirección de Sortu, elegidas el pasado sábado.

Por la tarde, quien lo desee podrá acudir a la presentación en público, en el Anaitasuna, en un acto que tendrá también destacada presencia internacional. A partir de ahí, Sortu ya no será un sueño ni una expectativa, sino una realidad política diaria.