Análisis | Kutxabank y LAS EPSV
ELA y LAB tienen razón, pero...
Los autores entienden y comparten la negativa de ELA Y LAB a destinar una parte de los recursos de las EPSV a financiar a las empresas vascas, pero temen que quienes debieran hacerlo -entidades como Kutxabank- no reaccionen a tiempo, lo que causaría un daño irreparable. No es ni política ni éticamente legítimo solicitar a las EPSV, digamos, 600 millones de euros en aportaciones a este fondo mientras Kutxabank invierte 1.000 millones en una incomprensible operación en CajaSur.
Ekai Center
Los sindicatos ELA y LAB han manifestado su oposición a que se destinen fondos de las Entidades de Previsión Social Voluntaria vascas (EPSV) a la constitución de un fondo para financiación de las pymes.
Comencemos indicando que la confusión sobre las características básicas de este Fondo -planteado inicialmente por Confebask y, según los medios de comunicación, conceptualmente aceptado, al menos inicialmente, por el nuevo Gobierno Vasco- es todavía significativa.
En efecto, en cuanto a la cuantía se habla en ocasiones de 1.000 o de 2.000 millones y, casi siempre, de 600 millones de euros.
En cuanto al destino, con carácter general, se ayude a la financiación empresarial, pero en el Informe elaborado por Confebask parecía darse a entender que, sorprendentemente, un parte sustancial de este Fondo debería destinarse a «subvenciones» destinadas a la reanimación de la demanda interna en la CAPV.
Finalmente, en cuanto a los orígenes, se plantea destinar al mismo fondos aportados por las EPSV vascas, pero en las gestiones en curso se alude también a la implicación de las entidades de crédito o del propio Gobierno, aún no está claro con qué carácter.
La posición relevante del sindicato ELA en varias de las más importantes EPSV vascas otorga una gran importancia al posicionamiento de este sindicato, posicionamiento compartido por el sindicato LAB.
En abstracto, no tiene por qué ser un disparate que las EPSV destinen un pequeño porcentaje de sus recursos a la inversión diversificada en pequeñas empresas. Sin embargo, en lo sustancial, ELA y LAB tienen razón. Como ya anticipó inmediatamente Ekai Center, no es ni política ni éticamente legítimo intentar implicar a las EPSV en la constitución de un fondo de financiación empresarial de este tipo con el fin de hacer frente a una función que debía haber sido desarrollada por nuestras entidades financieras y, más en concreto, por Kutxabank.
No es ni política ni éticamente legítimo solicitar a las EPSV, digamos, 600 millones de euros en aportaciones a este fondo mientras Kutxabank invierte 1.000 millones en una incomprensible operación en CajaSur.
No es ni política ni éticamente legítimo solicitar estos recursos a las EPSV mientras KutxaBank renuncia -por considerarlo innecesario- a recursos del Banco Central Europeo que podían haber supuesto a esta comunidad autónoma hasta 6.000, 8.000 ó 10.000 millones de euros a tres años y a un 1% de interés.
En conjunto, no es ni política ni éticamente legítimo realizar esta gestión mientras KutxaBank no dé un giro de 180 grados en su manifiesta posición de clara indiferencia frente a las necesidades del tejido industrial vasco, consecuencia directa de la estrategia de bancarización.
Así pues, en nuestra opinión, ELA y LAB tienen toda la razón al decir no. Y, desde este punto de vista, tendría no solo la razón sino también la obligación de defender los intereses de los trabajadores aportantes de recursos a las EPSV.
El problema es que, siendo esto así, también Confebask tiene razón cuando advierte que «se nos está muriendo el tejido productivo y cada vez a mayor ritmo».
Poner de manifiesto -como han hecho los sindicatos- que debían ser las entidades financieras vascas -y, en especial Kutxabank- quienes asuman esta responsabilidad no garantiza que nuestros líderes políticos sean capaces de asumir este concepto y reorientar la gestión de Kutxabank con la suficiente rapidez.
Ya hemos aludido repetidamente al desvarío institucional y estratégico de Kutxabank durante los dos últimos años. Pero también a la alarmante falta de reacción frente al mismo del conjunto de nuestra clase política, sean unas u otras las razones.
La cuestión clave es en qué medida va a reaccionar ahora la clase política vasca reorientando de forma inmediata las estrategias de Kutxabank como consecuencia de este «no» de los sindicatos ELA y LAB.
No parece razonablemente esperable que esto suceda cuando nuestra clase política permitió, sucesivamente:
- Una innecesaria bancarización,
- Una absurda estrategia expansiva fuera del territorio natural de las cajas,
- Inversiones especulativas en Caja Sur.
- Apuestas por adquirir las entidades insolventes CCM, CAM y Catalunya Banc.
- La pérdida de la oportunidad de acceso a la financiación privilegiada del BCE.
- Una permanente indiferencia frente al creciente grito de alarma de nuestras empresas ante la falta de financiación.
Mucho nos tememos que, si nuestros responsables políticos, con casi total unanimidad, permanecieron impasibles o inconscientes ante lo que era una verdadera estrategia de destrucción de los cimientos financieros de nuestra economía, es más que dudoso que vayan a ser capaces ahora de reaccionar con la suficiente rapidez.
La gravedad de la situación y la evidencia de lo intolerable de todo lo que ha sucedido con la financiación empresarial en el País Vasco obligarán probablemente a Kutxabank a participar en este Fondo de alguna forma. Pero las empresas cerradas innecesariamente, los puestos de trabajo perdidos, la pérdida de competitividad de nuestro tejido productivo, son irrecuperables.
Mucho nos tememos que, salvo un giro de 180 grados en la capacidad de reacción de nuestros responsables políticos, Kutxabank no sea capaz tampoco ahora de asumir con la suficiente rapidez -ante una negativa de las EPSV vascas- los compromisos de dotación del Fondo planteado. Y, si esto sucede, ¿cuál es el futuro de nuestras empresas?
Desgraciadamente, no podemos permitirnos el lujo de permanecer seis meses más en esta situación. La destrucción innecesaria de nuestro tejido productivo puede llevar a nuestra economía a situaciones límites intolerables.
Como hemos dicho, entendemos y compartimos las razones apuntadas por los sindicatos pero, si Kutxabank tampoco ahora es obligado a reaccionar, tenemos que buscar una salida urgente entre todos. O las EPSV, o el propio Gobierno Vasco a través de un sistema de avales, o las Sociedades de Garantía Recíproca. Si no conseguimos que la solución razonable se imponga, necesitamos de todas formas una solución. A veces no hay más remedio que utilizar instrumentos absurdos cuando es la única solución ante una situación límite.