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Iñaki LEKUONA Periodista

Sufrimiento injusto

 

Hace unos días ETA lamentó a través de uno de sus militantes más destacados el dolor causado a las víctimas que nada tenían que ver con el conflicto. Y, claro está, se armó. Y no es para menos, porque desde el punto de vista de los derechos humanos, la declaración de la organización queda coja, porque no hay víctimas de primera o de segunda, como tampoco hay derechos humanos de primera o de segunda: una vida es una vida.

En su declaración, ETA entiende que existen dos categorías de sufrimientos, el justo y el injusto. Pero no lo entiende así porque se lo haya inventado. ETA no hace más que recoger esa teoría que desde hace unos años se alimenta públicamente, a saber, que existe un sufrimiento injusto provocado por la violencia terrorista y un sufrimiento justo como reacción a la primera, un sufrimiento que incluso se niega. Así lo entendieron socialistas y populares cuando hace escasamente cinco años se publicó un informe del Gobierno de Gasteiz recogiendo estas violaciones.

Ayer, un periódico de tirada estatal publicaba en portada cómo el asesino confeso de una estudiante deustuarra de 19 años trabaja hoy día, con identidad falsa, para las FSE. Debe de ser que el de Yolanda González y su familia es sufrimiento justo. Desde luego el Estado aún no ha dicho lamentar nada, ni por las actividades del Batallón Vasco-español, ni por las del GAL, ni por las de los grupos que les precedieron ni por las torturas, ni por otras vulneraciones de derechos humanos que no desconoce. Si la declaración de ETA es, como se ha escrito, repugnante, el silencio del Estado, cómplice por acción o por omisión, lo es tanto o más. Y, además, es doblemente injusto.