Apenas han pasado unos días desde que celebró su congreso constituyente, y a Sortu ya le salen «admiradores» por todas las partes. Desde luego, no podrán decir que causan indiferencia. Desde luego, no a los columnistas de la derechona, que ayer volvían a dedicar al nuevo partido su verbo más florido. Así lo hacía, por ejemplo, Cayetano González en «Libertaddigital», donde reprochaba al Gobierno del PP que «no hizo nada para intentar evitar la legalización de Sortu por parte del Tribunal Constitucional» y, tras escribir que «este domingo hemos asistido al Congreso fundacional de esta nueva-vieja marca de ETA, que cuenta con batasunos históricos en su órgano de dirección -Rufino Etxeberria, Joseba Permach, Pernando Barrena- y que ha reservado su Secretaría General para el aún preso Arnaldo Otegi» concluía que «las víctimas tienen motivos más que sobrados para estar inquietas, preocupadas, desfondadas». Qué pereza, la verdad. Por cierto, quien fue director de Comunicación del Ministerio del Interior cuando el ministro era Mayor Oreja debería haberse informado mejor, porque el Congreso fue el sábado.

Otra que tampoco tiene previsto pagar la cuota de la nueva formación es Ana Velasco, que en «El Mundo» comenzaba su artículo de esta guisa: «Si un ejército de varios miles de hombres estuviese en los Pirineos dispuesto a atravesarlos con engaños para ocupar España, el Gobierno no le diese importancia y ordenase que todo lo relativo a ese asunto fuese obviado o minimizada su importancia ante la opinión pública, la amenaza no desaparecería simplemente por ser ignorada. Seguiría ahí, al otro lado de la frontera, preparándose para la ofensiva». Y después de esta parrafada propia de «Hazañas Bélicas», seguía su exposición afirmando que «este fin de semana se ha celebrado el congreso fundacional de un nuevo partido político, que nace como consecuencia de la negociación entre ETA y el Estado y es la contrapartida pactada a cambio de que la organización terrorista deje de matar. Pero parece que no pasa nada, que no tiene importancia ni consecuencias». Es llamativo cuánto miedo les da que se forme un partido político. Deberían hacérselo mirar.