Un trabajador de 42 años de una empresa maderera en Menznau (centro de Suiza) mató ayer a tiros a dos compañeros, hirió a otros siete y se quitó la vida. El agresor, que trabajaba desde hacía 17 años en Kronospan comenzó a disparar con una pistola contra sus compañeros en torno a las 9.00, en la pausa del café. Según los testigos, disparó primero en los talleres y posteriormente por un pasillo que lleva a la cafetería de la empresa, donde siguió disparando. La Policía aseguró que no lo hizo al azar sino que encañonó a sus víctimas con la pistola.

Cuando la policía y los servicios médicos llegaron al lugar de los hechos, encontraron a tres personas muertas, entre ellas el autor de los disparos, y a siete heridas, que fueron hospitalizadas, cinco de ellas en estado grave.

Las autoridades y representantes de la empresa afirmaron desconocer los motivos de un suceso que conmocionó Menznau. El director de Kronospan, Mauro Capozzo, describió al autor de los disparos como una persona tranquila que pasaba desapercibida. «Este es un hecho extremadamente triste, incomprensible y sorprendente», declaró Capozzo

El suceso ha vuelto a sacudir Suiza, un país en el que hay un alto índice de armas en manos de la población civil y donde los sucesos de este tipo suceden con cierta frecuencia.