El Consejo de la Juventud de Euskadi-Euskadiko Gazteriaren Kontseilua (EGK) surgió hace 23 años, pero en este momento se encuentra con graves dificultades de sostenimiento ante los recortes continuos en las ayudas que reciben desde el Gobierno de Gasteiz.

Urtzi Ugalde, trabajador de EGK, asegura a GARA que la situación se está haciendo «insostenible», porque los recortes se han mantenido desde hace cuatro o cinco años «con dos gobiernos diferentes en Gasteiz». En 2009 manejaban un presupuesto de 331.000 euros y este año pasado fue de 179.500 euros. «Sabemos que en Cultura el presupuesto va a caer un 20%, por lo que se espera que haya nuevos recortes». Asegura que el PNV, en la oposición, pidió 50.000 euros más en el presupuesto de 2012, pero «en el actual no van a cumplirlo».

Ese hecho ha motivado el despido de dos trabajadores de EGK, por lo que la plantilla se redujo a ocho miembros, pero en estos momentos «se baraja ya la posibilidad de que nos echen a tres más», después de que con los ajustes presupuestarios se redujeron las jornadas laborales pagadas y también los salarios «para adecuarnos a esa nueva realidad». Ugalde considera que detrás de estos recortes se esconde una decisión de dejar una estructura mínima de cinco personas, porque «en realidad este Consejo de la Juventud de Euskadi ha sido muy activo y crítico con las decisiones de los gobiernos. No les gusta eso y están aprovechando la crisis económica para conseguir que las 60 asociaciones que componemos este organismo no tengamos esa actitud firme».

Entiende que «se quiere ahogar a este consejo, formado por grupos de tiempo libre educativo, secciones de juventud de los sindicatos, de los partidos políticos y asociaciones de estudiantes». Así, afirma que «la diversidad de sus integrantes es una de las características fundamentales, dado que aglutina a siglas y grupos a menudo enfrentados en otros ámbitos».

Urtzi Ugalde entiende que si se despide a otras tres personas de la plantilla supondrá «una herida muy difícil de restañar y será muy difícil articular la participación local y sectorial, que era la base de este organismo juvenil».

Este trabajador afirma que «los últimos gobiernos de Euskadi no se han tomado en serio ni les ha interesado nuestro trabajo, porque es una actuación muy crítica con las políticas públicas y de juventud que desarrolla». Porque, entiende que «la acción pública está muy cuestionada en un contexto devastador donde manda el capitalismo voraz. Por eso, se necesitaría más trabajo y más asociacionismo para actuar, pero se nos quiere callar».