Adel Khadri, un vendedor ambulante de cigarrillos de 27 años se inmoló ayer gritando «aquí está la juventud que vende cigarrillos, aquí está el paro», en las escalinatas del teatro municipal, en la avenida Habib Bourguiba, epicentro de la revuelta que comenzó en enero de 2011.

Varias personas se precipitaron sobre él para apagar el fuego, tras lo que fue trasladado al hospital de Ben Arous,

«Su vida no está en peligro, pero tiene quemaduras de tercer grado en la cabeza y en la espalda. Está bajo vigilancia médica continua», indicó el portavoz de protección civil, Mongi Khadhi. El joven, originario de Jenduba, «estaba desmoralizado, su padre murió hace cuatro años, tiene tres hermanos y su familia es muy pobre», añadió Khadhi. «Estaba en paro y vino a la capital hace algunos meses. Se encontraba en una situación sicológica frágil, lo que le ha empujado al acto de inmolación», indicó el portavoz del Ministerio del Interior, Khaled Tarrouche.

En la céntrica avenida Habib Bourguiba, las aceras están llenas de terrazas y muchos tunecinos se ganan la vida vendiendo cigarrillos por unidad, jazmines o baratijas, una actividad prohibida. Muchos vendedores se quejan de la persecución policial. Se han dado varios casos de inmolación en Túnez después de la revolución, que comenzó precisamente en diciembre de 2010 cuando el vendedor ambulante Mohamed Bouazizi se quemó en Sidi-Bouzid superado por la miseria y los abusos policiales.

Los problemas económicos y sociales fueron el origen del levantamiento popular que siguió y que hizo caer al régimen de Zine El Abidine Ben Ali. Dos años más tarde, el paro y la pobreza continúan socavando Túnez. En los últimos meses se multiplican las huelgas y manifestaciones. Además, se encuentra en una crisis política agravada por la muerte del opositor Chokri Belaid en febrero o, que provocó la caída del gobierno.

Ayer el nuevo primer ministro, el islamista Ali Larayedh, presentó su nuevo Ejecutivo a la Asamblea Nacional Constituyente, aunque la votación se retrasó hasta hoy por la duración de los debates. Larayedh se fijó como prioridades «conseguir organizar las elecciones cuanto antes», «instaurar la seguridad» en un momento de violencia social, política y sectaria, y «hacer crecer la economía y el empleo y luchar contra el aumento de los precios».