Champions League
Habemus Papam: Leo Messi
El mejor Barça regresó en el momento oportuno para clasificarse a cuartos.
BARCELONA 4
MILAN 0
Joseba VIVANCO
El Barcelona goleó siempre que jugó el día del inicio del Cónclave vaticano, 6-1 al Servette suizo (02.02.22) y 4-0 contra Las Palmas (14.10.78). Ayer, volvió a haber fumata. El Camp Nou eligió, habemus papam, y su nombre es Leonel Messi. Dos golazos del mejor jugador del mundo igualaron la eliminatoria ante el Milan en la primera mitad, otro más de Villa puso en ventaja la eliminatoria y el de Jordi Alba sobre la bocina puso la puntilla a un equipo lombardo que defendió con la misma seriedad que en San Siro, pero que esta vez terminó goleado.
El Barça vuelve a ser Disney, que diría el Jefecito Mascherano, por cierto ayer un titán en la zaga de la defensa junto a Piqué. Ganó y convenció. El mejor Barça desde hacía tiempo, el de las grandes ocasiones, el competitivo, salió de inicio a por un conjunto italiano que vino a defender su 2-0 de la ida pero en ningún momento a renegar de un tercero que le diera la eliminatoria. Pero ayer Messi ya no estaba triste y se sacó un golazo por la escuadra a los cinco minutos, rodeado de seis milanistas. Fueron veinte minutos de velocidad y, sobre todo, de robo de balón muy, muy cerca del área italiana, lo que lo hacía más peligroso aún.
Para la media hora de partido, el mismo había discurrido en un 73% en terreno milanista. A partir de ahí, bajó el ritmo, el Milan cogió aire, ganó tiempo, comenzó a estirarse algo y defender la máxima de que la mejor defensa es un buen ataque. Y llegó en el 38 la jugada clave: falló del imperial Mascherano, el jovencísimo Niang se escapa y manda el balón al poste. 19 años tiene el delantero rossonieri. El once titular del Barcelona sumaba 371 partidos de experiencia en Champions League más que el del Milan. Y quizá ahí estuvo también el partido. Apenas dos minutos después, error en la salida del balón de los lombardos, Iniesta profundiza sobre Messi y desde la frontal, el argentino se la prepara y dispara al fondo de la red. La lógica se imponía: juego directo del Milan, ocasión de Niang; fallo en la salida del balón de los jugadores italianos, gol de Leo Messi.
Un Milan más osado
Tras el descanso, un Messi que estaba en todas partes y hacía mucho daño por dentro y entre líneas, se marcaba una jugada personal que Abiatti detenía. No se arredró el Milan que salió descarado, osado, defendiendo más lejos de su área, robando en la medular para llegar con más rapidez hacia Valdés, pero fue el Barça el que volvió a golpear.
Enésimo robo de balón en la salida del Milan, la pelota a Xavi, ve a Villa y el Guaje la clava. Delirio. El Milan reaccionó con Robinho y Bojan, el Barça con su toco y me muevo, se equilibraron riesgos, sembraron algún miedo, la tuvo Robinho y salvó un Jordi Alba que después, en el minuto 90, sentenció con el 4-0. Fumata blaugrana.